Acompañados: Desintoxicarse

¿Cuántas veces en la vida nos referimos a alimentos tóxicos, bebidas tóxicas, substancias tóxicas, relaciones tóxicas?  Es tan innecesaria la respuesta, como necesaria la higiene emocional.  No cabe duda.  Mirarse hacia adentro es un primer paso que nos desocupa de los errores y defectos de los otros, donde nace una falsa ilusión de control sobre todas las cosas y personas.  Ahí dentro tenemos siempre vivos nuestros sentimientos y podemos poner nombre a todo lo vivido, siendo responsables de nuestros comportamientos y actitudes.  Así podremos identificar fácilmente cuándo hay falta de motivación, estrés o ansiedad, o cuando estamos perdiendo el rumbo.  Un confinamiento bien llevado, (sin 24h para el teléfono móvil o la televisión, por ejemplo) desintoxica mucho de la contaminación acústica, atmosférica, física, emocional, espiritual, dando paso a la recuperación de objetivos que nos permiten soñar; a la alineación de nuestra conducta con los principios y valores que asumimos en la vida;  a la distancia de lo negativo, de los negativos, de lo tóxico, de los tóxicos; alejándonos del rencor como ese “veneno que se toma esperando que otro se muera”… y despertando la práctica de la misericordia, también contigo mismo, todo un camino de sanación interior, aunque no se hagan muchos quilómetros.

Padre Roberto