Ad multos annos, editorial Cope del Padre Alonso

 

Si tuviera que calificar con un solo término la personalidad y el pontificado de don Julián barrio este seria SENCILLEZ.

Desde su sobrio y austero despacho dirige las riendas de esta porción del pueblo de Dios que custodia los restos del Amigo del Señor.

Hubo un día, en que Julián Barrio fue el arzobispo más joven de Europa. De aquello han pasado casi veinticinco años. Hoy es —con holgura— uno de los más veteranos de España. Y siempre en Santiago. «¡Cuánto me tienen que aguantar mis diocesanos!» llego a bromear en alguna entrevista.

Trabajador incansable, autor prolífico que ha sabido ejercer como nadie la triple misión que le ha sido encomendada: enseñar, santificar y gobernar esta porción de la Iglesia con criterio propio.

Europeísta convencido, se queja de la atonía en que vive nuestro mundo. “Nos movemos en la corteza de las cosas” afirma con frecuencia, recordándonos – a tiempo y a destiempo- que la Iglesia es portadora de verdades que iluminan. Dios nos da en cada momento al frente de la Iglesia a aquella persona que necesitamos. A lo largo de toda la historia no han faltado luces ni sombras, pero nunca han faltado líderes que, como Moisés, hayan golpeado la roca para que pueda salir ese agua que necesita la Iglesia. Y ese pastor para la Iglesia diocesana ha sido el.

José Carlos Alonso