Al pie de la cruz

A la espera ansiada de la Resurrección del Señor, en la mayoría de parroquias y feligresías ha tenido lugar la celebración de la Pasión del Señor. La Cruz de Jesús, en cierta medida, hiere la conciencia del cristiano, que reconoce la causa de los padecimientos de Cristo. Pero eso no nubla tanto su vista como para descubrir el torrente de gracias que manan de esa Fuente que es el Costado abierto del Redentor. En la parroquia de Marín, por ejemplo, todos los pesares y cruces de la vida eran puestos a los pies de la Cruz. No por aumentar el peso de la condena del Señor, sino para saciar su sed de amor, cuando pide que le entreguemos nuestros pecados y dificultades. Los grupos parroquiales allí representados, en cada cartel y en cada vela, revivirán con gozo el día de la Resurrección y recordarán el precio de la sangre con la que fueron comprados.