Campeón de lucha, guardaespaldas, superviviente de accidentes tremendos… y monje por una promesa

Uno de los momentos más impresionantes durante el viaje apostólico de Francisco a Georgia tuvo lugar en la tarde del 30 de septiembre de 2016. Durante su encuentro con la comunidad siro-caldea en la iglesia católica caldea de San Simeón Bar Sabas, fue cantado en arameo el Salmo 53 (“Dice el necio es su corazón: no hay Dios”).

El intérprete fue el archimandrita ortodoxo Serafín Bit-Haribi, que habla perfectamente esa lengua y es asirio, y ha hecho del canto una de sus principales formas de apostolado.

Un concierto del padre Serafín en San Petersburgo, con la Orquesta Filarmónica de Krasnodar, el pasado 1 de mayo.

El padre Serafín tiene ahora 36 años, y ha recibido el encargo del catolicós Elías II, patriarca de la Iglesia ortodoxa de Georgia, de realizar para su propio pueblo, los asirios, el culto público en la lengua que habló Jesucristo.

“Me confió una gran responsabilidad”, explicó en una entrevista concedida al Georgian Journal: “Elías II trata los asuntos asirios con gran atención, responsabilidad y amor”, afirma de quien le nombró pastor sobre su propio pueblo natal.

“Estamos muy agradecidos por darnos el derecho de alabar a Dios en nuestra propia lengua viviendo en Georgia”, confiesa, porque cantar en esa lengua es “algo único, una cultura completamente distinta… Lo replicamos exactamente como sonaba en la antigüedad. Bueno, casi exactamente…”

Está vivo de milagro…

El padre Serafín tuvo una vida bastante agitada hasta los 24 años. Se especializó en artes marciales (en particular lucha libre, donde fue campeón trans-caucásico) y entró al servicio de un dirigente político ucraniano como jefe de seguridad y guardaespaldas.

Pero eso es casi lo de menos, comparado con sus múltiples accidentes: “Pasé buena parte de mi infancia y juventud en la cama de un hospital. Sufrí un trauma devastador al caerme dentro de una hormigonera. Ningún hombre en la historia ha salido vivo de un hecho así… salvo yo. Durante dos años fui incapaz de andar. Estuve primero encadenado a una cama, luego a una silla de ruedas, luego a unas muletas…”

Además, le atropelló un coche, se bebió una botella de agua oxigenada que confundió con agua potable, se cayó desde una altura de varios metros… “He sobrevivido a muchas cosas por los pelos”, admite.

En aquella época “podía entrar en una iglesia, encender una o dos velas y considerarme un creyente”, pero “realmente no creía en Dios” y aunque había leído la Biblia cuando tenía once años, la veía como “un cuento de hadas”: “Fue cuando realmente me di cuenta de que Dios existe, cuando me convertí en monje”.

…y es monje por un milagro

¿Cómo fue eso? Se debió a algo de lo que no ofrece muchos detalles.

Él había hecho una promesa: “Alguien muy cercano a mí, un pariente, estaba en peligro de muerte. Acudí a la tumba del último santo georgiano, el monje Gabriel [‘confesor y loco en Cristo’, 1929-1995], y le dije: ‘Si le conservas la vida, si Dios quiere me haré monje’. Y aunque habíamos perdido toda esperanza, sucedió un milagro y este hombre sobrevivió”.

Pero… Serafín no cumplía su promesa. Hasta que, tiempo después, cuando vivía en Kiev (Ucrania), sucedió algo: “Algo de lo que no quiero hablar”, aclara, “puedes denominarlo iluminación o sueño. Se me recordó lo que había ofrecido y que era ya hora cumplir la promesa que había hecho a Dios de convertirme en sacerdote. Ese milagro me recordó mis palabras diariamente durante dos meses, hasta que en el monasterio de la Santísima Trinidad de San Jonás morí metafóricamente y renací como monje”.

Masacrados por fidelidad a Cristo

Y fue así como llegó un pastor muy especial para un pueblo muy especial, los asirios, de quienes recuerda que “probablemente son el único grupo étnico en el mundo que sigue pagando con su vida rendir culto a Cristo”, pues en Irak, Irán o Siria, sus templos son atacados y ellos decapitados si rechazan convertirse al islam. Dice la tradición que ellos fueron los primeros cristianos en convertirse, cuando el rostro de Cristo apareció en un lienzo que veneró el último rey Asirio, Abgaro V, coetáneo de Jesús.

Actualmente viven en Georgia cuatro mil asirios, la mitad de ellos en Kanda, donde él vive y constituyen el 95% de la población. Casi el 90% de ellos habla el nuevo arameo… y reza en esa lengua con la música rescatada por el padre Serafín, un hombre de palabra.

 

Fuente: www.religionenlibertad.com