Don Cesáreo vuelve a Marín

Marín se dispone a celebrar el día de su patrona Santa María del Puerto con una serie de actos religiosos y profanos que tendrán lugar entre los próximos días 6 y 8. En lo que respecta a la programación religiosa, que es lo que hoy me trae aquí, quisiera destacar la acertada idea que el párroco David Mohedano ha tenido al invitar a un antiguo coadjutor -muy conocido de muchos marinenses, entre los que me incluyo- para presidir la solemne Eucaristía en honor a la Virgen que da nombre a la parroquia de Marín.
Se trata de Cesáreo Canabal Castro del que Marín guarda un gran recuerdo por la imborrable huella que dejó entre los parroquianos marinenses. Son muchas las anécdotas que se podrían contar de su labor en la parroquia marinense. Les doy cuenta de algunas que me contó en una reciente conversación telefónica que tuve el honor de mantener con él.
Don Cesáreo, como acostumbrábamos llamarle, nació en Boqueixón-A Coruña (1930). Se ordena sacerdote en 1954 siendo su primer destino como coadjutor en Marín estando a las ‘órdenes’ del entonces párroco José Saez Pichel, promotor del Nuevo Templo Parroquial, que estaba todavía en obras. Su primera impresión al llegar a Marín fue ver el mar: “yo venía de un pueblo -Lestedo- de tierra adentro y no había visto el mar”, nos dice y amplía: “recuerdo mis visitas a la lonja de pescado. Me llamaba la atención los nombres que le daban a los ‘peixes’… Mi presencia extrañaba a las mujeres que allí trabajan y que decían ‘cousa rara mirar un cura por aquí…”

De su obra pastoral destaca la renovación de la junta local de Acción Católica de cuyos componentes guarda buenos recuerdos. “Fue una renovación que hubo a quien no gustó pero hacía falta”. Don Cesáreo hacía misa los domingos en la capilla-escuela de San José Cantodarea. Y es recordado todavía por algunos de los alumnos de la academia de D. Félix Davila donde daba clases de religión. Recuerda asimismo el ‘Contigo’ donde firmaba muchas colaboraciones. Sus relaciones con el párroco Pichel también afloran a su mente. “Mis paseos con él por la Alameda. La gente le preguntaba por aquel joven dentro de una sotana. Yo no había cumplido aún los 24 años. Cuando Don José enfermó yo tuve que hacerme cargo de la parroquia, la verdad por poco tiempo, pues enseguida fuí destinado a Miño como párroco. Mi presencia en Marín fue corta -dos años del 54 al 56- pero intensa”, afirma.
Cesáreo Canabal Castro es en la actualidad y a sus 89 años párroco emérito de Santa Uxía de Ribeira donde ejerció durante casi 40 años. Para él “volver a Marín a oficiar misa después de tantos años es una gran satisfacción, un orgullo y un reencuentro con su primer destino tras ser ordenado sacerdote”. Don Cesáreo, para usted será un orgullo, pero para muchos marinenses reencontrarse con su antiguo coadjutor es todo un honor.

Ángel G. Carragal