El arzobispo se reúne con los asistentes a la conferencia sobre peregrinación en el ámbito del oriente bíblico

El profesor del Instituto Teológico Compostelano (ITC) y del Instituto Superior Compostelano de Ciencias Religiosas (ISCCR), José Antonio Castro Lodeiro, abordó hoy en la última jornada del curso de “Acogida del Peregrino” la cuestión de la peregrinación en el ámbito del Oriente bíblico.
Al acabar su intervención, el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, tuvo ocasión de dirigirse a los asistentes a la conferencia de Castro Lodeiro, resaltando la importancia del acompañamiento a los peregrinos. El deán de la catedral, Segundo Pérez López, había presentado al conferenciante, de quien destacó su sólida preparación.
Castro Lodeiro dijo que el fenómeno de la peregrinación aparece ya con fuerza en la tradición religiosa de todo Oriente, en concreto en Mesopotamia y Egipto, antes de estar presente en el Antiguo y Nuevo Testamento.
Aseguró que en Mesopotamia existían ciudades que podrían definirse como «santas», ciudades que sería imposible imaginarlas sin la afluencia de peregrinos. Hombres y mujeres acudían con sus oraciones y exvotos al encuentro de la divinidad que inhabitaba en las imágenes cultuales. El peregrino se presentaba ante su dios con ojos contemplativos que una veces suplicaban y otras daban gracias.
Esta tradición religiosa aparece representada en la Biblia con los patriarcas. Toda la vida de Abrahán está marcada por la peregrinación: parte de la ciudad de Ur en Mesopotamia y cuando llega a Canaán la recorre de arriba abajo. Los patriarcas muestran que todo hombre está llamado a ser peregrino, a decidirse a ir al encuentro de Dios.
Castro Lodeiro dijo que la historia de Israel desde la salida de Egipto es también la historia de una larga marcha religiosa. Los cuarenta años de paso por el desierto son figura de las dificultades de una peregrinación que supone el tiempo de la oscuridad, del silencio divino, de la tentación de volver a la esclavitud. Pero gracias a este paso por el desierto, al final del camino, antes de entrar en la tierra prometida, el pueblo peregrino está preparado para entrar en relación auténtica con Dios.