El covid no borrará la huella de la hermana Anuncia en A Pobra

Impartió clases en la guardería Monte Carmelo de A Pobra

«Una mujer siempre preocupaba por los demás». Así definen a sor Anuncia Cambra quienes la conocieron en las más de tres décadas que estuvo en A Pobra, un municipio en el que dejó una profunda huella, puesto que no solo impartió clase a las decenas de niños que pasaron por la guardería Monte Carmelo, sino que también colaboraba en la catequesis de la parroquia de O Castelo, organizaba la tradicional Cea do Pobre todas las Navidades o impulsaba viajes para que los pobrenses pudieran conocer numerosos rincones de España y Portugal.

El padre José Carlos Alonso la recuerda porque «siempre tenía una sonrisa bonachona, una mezcla peculiar con seriedad y energía, como buena navarra que era y de lo que se jactaba con enorme orgullo». Para el sacerdote, la hermana Anuncia era el mejor ejemplo de «esa gente sencilla que son héroes de lo ordinario, cuyas biografías no recogen los libros de historia, pero cuyos nombres estarán grabados para siempre en el libro de la vida».

Con enorme pesar, hace algo más de un año, Anuncia Cambra se despedía de todos sus amigos de A Pobra para continuar su labor en el convento de misioneras del Divino Maestro de Palencia. Aunque en febrero regresó para hacer una fugaz visita al municipio barbanzano, tenía otra pendiente para el mes de septiembre que ya no pudo realizar por culpa de la pandemia. Y fue precisamente el virus el que acabó llevándosela el pasado lunes, sin tiempo para despedirse de muchos de los pobrenses a los que deja un poco huérfanos.

Fuente: La Voz de Galicia