El departamento de empleo de Cáritas Diocesana y la nueva realidad

  • Formación permanente en nuevos campos laborales
  • Los niveles de inserción son elevados

A lo largo de la alerta sanitaria la realidad social y económica experimentó una tremenda transformación que afectó a todos los sectores de la sociedad. Una de las características de los períodos de crisis es la forma en la que acentúan las brechas sociales, teniendo consecuencias especialmente perjudiciales en los sectores más desfavorecidos. Por tal motivo el departamento de Empleo y Formación de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela replanteó sus formas de actuación para adaptarlas a esta nueva realidad. Hay que recordar que a través de este departamento se busca facilitar el acceso al mercado laboral, y, por lo tanto, a la autonomía y estabilidad, de las personas más desfavorecidas.

En todo este proceso el acceso a formación, que muchas veces constituye un requisito fundamental para acceder a determinados puestos de trabajo, también se vio dificultado bien por la reducción de plazas o por los procesos de digitalización forzosa que dejaron atrás a aquellas personas sin competencias digitales o sin acceso a equipos informáticos.

Necesaria adaptación

En estos momentos en los que la acción de entidades de iniciativa social como Cáritas acentúa su necesidad de actuación las vías de acción se ven obligadas a adaptarse a las nuevas condiciones socio-sanitarias. Si bien ciertas profesiones pudieron atravesar esta situación gracias al teletrabajo, es evidente que no todos los sectores pueden depender de la digitalización. Si revisamos el mercado laboral de nuestro territorio, podemos apreciar que los sectores dependientes del turismo, encabezados por la hostelería, pasaron de constituir una apuesta segura, por lo menos en temporada alta, a verse completamente paralizados debido a las medidas restrictivas y a la dificultad de movimiento, pero también a la recesión económica y la sensación de inseguridad. Si este sector consiguió sobrevivir fue gracias a la adaptación a la nueva situación mediante la implementación de servicios de recogida y reparto, antes no tan generalizados.

Formación permanente

Las acciones formativas son desde hace tiempo una de las principales vías de acción del departamento de Empleo y Formación de Cáritas, dotando a los participantes de conocimientos y competencias necesarios para ejercer una profesión determinada. Las actuaciones deben estar adaptadas no solo a la realidad de las personas que participan en ellas, sino también a lo que demanda el mercado laboral con la finalidad de permitir un acceso a éste lo más inmediato posible.

Otros años cursos como los de camarero o ayudante de cocina tenían éxito a la hora de insertar a los participantes, este año los cursos de formación tuvieron que dirigirse a otro tipo de sectores productivos como es la industria alimentaria, logística o limpieza, entre otros. Los supermercados y las tiendas de alimentación fueron de los pocos establecimientos que no cesaron su actividad incluso durante el estado de alarma y que a día de hoy siguen realizando contrataciones.

El departamento impartió la primera edición del curso de dependiente de panadería, dirigido a personas desempleadas, con la finalidad de acercarlas a un sector en el que las oportunidades laborales tienen demanda. Los participantes recibieron 100 horas de formación teórico-práctica en el aula, y 100 horas de prácticas no laborales

Además de familiarizarse con las operaciones, los instrumentos, los ingredientes o las medidas de higiene y seguridad en este puesto objeto de estudio, el alumnado tuvo la oportunidad de elaborar, decorar y envasar adecuadamente diversos productos de panadería y pastelería. Tras esta formación las prácticas no laborales se llevaron a cabo en empresas con el fin de poner a los alumnos en contacto con el mercado laboral y de permitirles aplicar en un contexto real las competencias y conocimientos que habían adquirido.

Siguiendo esta línea fue impartido el curso de dependiente de pescadería con 100 horas de formación teórico-práctica en el aula. Los participantes aprendieron a reconocer e identificar el producto y las variedades de género, manejar las herramientas utilizadas en esta profesión, y a cortar y preparar pescado. Las prácticas no laborales en empresas del sector sirvieron poner en práctica todo lo aprendido y aumentar sus posibilidades de conseguir un empleo.