“Por esa divina Puerta quiero entrar, Padre y Señor de mi alma, para que me laves en el mar inmenso de tu preciosa sangre y divina Misericordia”. Madre María-Antonia de Jesús
Se ha tocado a silencio mayor. Procuramos no hablar ni hacer ruido. Recogidas en la celda el silencio profundo nos envuelve.La creación entera calla. Es tiempo libre: a solas con Dios.