Eucaristía en honor a la Virgen de Guadalupe

La parroquia compostelana de san Fernando acogió este miércoles una eucaristía en honor de nuestra Señora de Guadalupe que congregó a numerosos fieles, entre ellos muchos ciudadanos de países de Latinoamérica que viven en la capital gallega. Especial protagonismo en la convocatoria tuvieron las cuatro Hermanas Catequistas de Jesús Crucificado, que ejercen su carisma en la Vicaría de Educación y en la Delegación de Catequesis de la diócesis compostelana.

La eucaristía se ofreció también por los voluntarios y familiares fallecidos de Manos Unidas y, en palabras del párroco José María Pintos, “por los latinoamericanos que viven aquí y vienen de América para mejorar en su vida”.

En su homilía, aseguró que la imagen de la Virgen de Guadalupe “es una gran llamada del cielo. Lo fue para ayudar a los primeros misioneros a anunciar el Evangelio” porque en la imagen “vieron los indígenas que era la Virgen y madre de Dios”.

José María Pintos dijo que el influjo de la imagen se prolonga hasta nuestros días, a “este mundo científico que no se explica cómo se hizo. Esta imagen milagrosa es un modo que tiene la Virgen de decirnos que no lo sabemos todo, que Dios sabe más que nosotros”.

Explicó también que la cultura azteca interpretó las manos unidas de la Virgen de Guadalupe como un signo de entrega, de regalo. Y pidió que, a imitación de la Madre de Dios, “seamos nosotros también instrumentos de regalo para los demás. Imitemos a la Virgen, que se modelo de caridad y de entrega”.

Al finalizar la eucaristía se procedió a bendecir un cuadro copia del original guadalupano, que quedará expuesto en un salón de la parroquia. A continuación, la comunidad mejicana de Santiago ofreció un ágape con platos típicos de su país.