Fe y salvación

La 1ª lectura de la Misa de este domingo, ha sido tomada del libro segundo de los Reyes. Muestra al sirio Naamán, hombre pudiente, pagano y leproso. Por sugerencia de una esclava israelita, va a ver a Eliseo, en busca de su curación. El profeta le manda bañarse siete veces en el río Jordán. Naamán, aunque recalcitrando, le hace caso, y queda curado. Entonces vuelve a donde Eliseo a agradecérselo. Quiere llenarlo de dones, pero el profeta los rechaza. Naamán vuelve a su tierra, dispuesto a no dar culto a otro Dios que no sea el Señor, salvador del hombre.

San Pablo se dirige a su discípulo Timoteo. Le ruega que no se olvide de Cristo, resucitado de entre los muertos. Le indica que, según sea nuestra actitud en el seguimiento de él aquí en la tierra, así será lo que nos corresponda ante el Señor cuando nos llame de esta vida. Cierto que, aun en el caso de infidelidad por nuestra parte, Cristo no dejará de ser fiel, pues es propio de la condición de Dios la misericordia y la fidelidad.

El Evangelio según San Lucas presenta a diez leprosos, en busca de curación. Se presentan ante Jesús, que los envía al templo, de modo que los sacerdotes los consideren curados. Nueve de ellos siguen su camino, y el otro, que era un samaritano, al sentirse curado, vuelve a donde Jesús., para agradecerle su curación. Jesús se queja de la actitud de los otros; pero al samaritano le indica que su fe lo ha salvado.

José Fernández Lago