Iglesia por el trabajo decente redoblará sus esfuerzos para denunciar la indecente precariedad

Primero de Mayo y la Jornada Mundial ejes centrales de la campaña

Se denuncia la precariedad y la exclusión

Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) prioriza, para este año, abordar la precariedad laboral, su impacto en la trayectoria vital de los trabajadores y de las familias, y en la propia cohesión social. Articulará, de forma transversal, en todos sus ámbitos de incidencia previstos la denuncia sobre la indecente precariedad que descarta a millones de personas al acceso a un «trabajo decente y no de cualquier modo», en palabras del papa Francisco.

Dos ejes de actuación

Un primer eje de trabajo será realizar, por segundo año consecutivo, la celebración del Primero de Mayo, fiesta de san José obrero y Día internacional de los trabajadores, con la convocatoria de vigilias de oración, la elaboración de un manifiesto sobre el sentido creador del trabajo y para denunciar las causas de la falta del trabajo decente, así como para animar a participar en las actividades convocadas, en esta línea, por las organizaciones sindicales.
Un segundo eje se centrará en la convocatoria de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, el 7 de octubre, para insistir en la importancia de cumplir con el objetivo número 8 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 relacionado con la extensión del empleo digno, clave para el progreso humano, la reducción del hambre, la pobreza, las desigualdades, y el cuidado de la casa común.

Citas importantes

Además, ITD estará atenta a dos citas importantes para el mundo del trabajo. En el mes de junio, al «parlamento global» coincidiendo con el centenario de la OIT. Un diálogo para un futuro de trabajo decente, es esencial priorizar a las personas. En el mes de noviembre, al cumplirse los 25 años del documento “La Pastoral Obrera de toda la Iglesia”, de la Conferencia Episcopal Española.
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente surge en España en el año 2015 haciendo suyo el objetivo impulsado por la Santa Sede, la OIT y organizaciones de inspiración católica, de colocar explícitamente el «trabajo decente para todas las personas» entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Precariedad y exclusión

El empleo creado en España, tras cinco años de recuperación económica sigue marcado por la precariedad y la exclusión. Desde 2014, más del 90% de los contratos registrados son de duración limitada, lo que unido al incremento de la volatilidad de los contratos temporales, la reducción de su duración, el aumento del encadenamiento de contratos y de la jornada parcial, nos conduce a un escenario donde «disponer de un empleo ya no es sinónimo de integración», como dice el último análisis de la Fundación FOESSA “Exclusión estructural e integración social”. Una situación social que se agrava por el elevado y profundo número de personas en situación de desempleo (3,3 millones; 47% con más de 1 año en paro) y con más de 1 millón de hogares (1.052.800) con todos sus miembros activos en paro.