III Viernes de Adviento

Monición

Éstos son días en los que se acopian viandas para las fiestas. Los dulces aparecen en los postres, se brinda con buenos caldos y con ello se manifiesta la alegría familiar, que los cristianos sabemos que se funda en el nacimiento del Hijo de Dios en Belén.

Sorprende que quien va a decir de sí mismo: “Yo soy el pan de vida”, nazca en el lugar que significa: “Casa del pan”. Y nazca de la Nazarena, la mujer artesana, arca y artesa de la flor de harina y de la hogaza sin levadura.

El pan y el vino se convierten en sacramento, y al verlos ofrecidos por Ana, la madre de Samuel en la ofrenda de su hijo al Templo, contemplamos a María dándonos el fruto bendito de su vientre.

Texto bíblico

“Cuando Ana hubo destetado a Samuel, subió con él al templo del Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un odre de vino.”

Texto místico

“En la interior bodega/ de mi Amado bebí, y cuando salía/ por toda aquesta vega,/ ya cosa no sabía;/ y el ganado perdí que antes seguía./ Allí me dio su pecho,/ allí me enseñó ciencia muy sabrosa,/ y yo le di de hecho/ a mí sin dejar cosa;/ allí le prometí de ser su Esposa” (San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual 26-27).

Texto pontificio

“La Eucaristía une el cie­lo y la tierra, abraza y penetra todo lo creado. El mundo que salió de las manos de Dios vuelve a él en feliz y plena adoración. En el Pan eucarístico, « la creación está orientada hacia la divinización, hacia las santas bodas, hacia la unificación con el Creador mismo ». Por eso, la Eucaristía es tam­bién fuente de luz y de motivación para nuestras preocupaciones por el ambiente, y nos orienta a ser custodios de todo lo creado” (Francisco, LS 236).

Los trigales

Tú cuidas de la tierra, la riegas/ y la enriqueces sin medida/ la acequia de Dios va llena de agua,/ preparas los trigales. Coronas el año con tus bienes,/ tus carriles rezuman abundancia;/ rezuman los pastos del páramo,/ y la colina se orla de alegría;/ las praderas se cubre de rebaños,/ y los valles se visten de mieses/ que aclaman y canta (Sal 65, 10.12-14).

Tú te puedes convertir en casa que hospeda, en mesa que invita, en mano que saluda, en ofrenda gratuita. ¿Has decidido compartir algo?

Ángel Moreno Buenafuente