Juan Bautista, el precursor

En la 1ª lectura de la Misa de hoy, el profeta Baruc anuncia el resplandor de Dios a favor de la tierra de Israel. Consistirá en la reunión de los dispersos por Oriente y Occidente, que el Espíritu del Señor hará llegar a Jerusalén. Vendrán llenos de gloria los que se habían ido llorando, vigilados por sus enemigos. El Señor allanará los senderos, rebajando montes y rellenando valles, para que pase su pueblo a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.

En la 2ª lectura de la Misa de hoy, S. Pablo muestra su alegría a los Filipenses, porque aquella comunidad cristiana había colaborado con él. De ese modo confiaba en que Dios llevará a cabo, hasta el día de la manifestación gloriosa de Cristo, la obra buena que había comenzado en ellos. Suplica al Señor que esa comunidad sea sensible para apreciar los valores. De ese modo, llegarán limpios e irreprochables cuando Cristo se manifieste glorioso.

El Evangelio de hoy enmarca históricamente la venida de Cristo. Sucedió siendo Poncio Pilato Procurador de Judea, y Herodes Antipas tetrarca de Galilea, cuando el Señor dirigió su palabra a Juan en el desierto. El Bautista proclamaba  un bautismo de conversión, para el perdón de los pecados. Así estaba escrito en el libro de Isaías: que el Señor allanaría los senderos, elevaría los valles y rebajaría las montañas, para que todos vieran la salvación de Dios.

José Fernández Lago