La Iglesia diocesana vivirá con intensidad este próximo domingo la solemnidad de Corpus Christi

  • El arzobispo presidirá las celebraciones en Santiago y en A Coruña, mientras que su obispo auxiliar lo hará en Pontevedra

El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, presidirá este próximo domingo, las celebraciones del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, el popular Corpus Christi, en A Coruña y en Compostela, mientras que su obispo auxiliar, monseñor Jesús Fernández González, lo hará en la ciudad de Pontevedra. Las celebraciones de esta solemnidad darán comienzo en Santiago en la víspera del Corpus, con una Hora Santa que tendrá lugar en la Iglesia de Huérfanas de 21:00 a 22:00 horas del sábado día 22. El domingo, la Eucaristía que presidirá D. Julián Barrio comenzará a las 19:00 horas en la Iglesia de San Francisco, a cuyo término, si el tiempo no lo impide, se realizará la tradicional procesión de Corpus Christi por las calles y plazas de la zona vieja, terminando con la bendición del Santísimo en la Plaza de Platerías.

En A Coruña, la Eucaristía se celebrará a las 11:30 en la Iglesia de San Jorge y también estará presidida por el arzobispo compostelano. Siempre pendientes del tiempo meteorológico, a continuación se desarrollaría la tradicional procesión con el Santísimo y posterior bendición.

En la ciudad de Pontevedra será el obispo auxiliar, monseñor Jesús Fernández, quien presida la liturgia de esta solemnidad. La Misa Solemne tendrá lugar a las 11:00 horas de la mañana en la Real Basílica de Santa María la Mayor. A su término, sobre las 12:00 horas del mediodía, saldrá la Procesión con el Santísimo, recorriendo el siguiente itinerario: Avenida de Santa María, Alhóndiga, Don Filiberto, Manuel Quiroga, Soportales, Plaza de la Herrería -donde se detendrá para un breve acto eucarístico-, Paseo de Odriozola, Pasantería y Sarmiento, recogiéndose en la iglesia parroquial de San Bartolomé.

Algunas partes del recorrido, como la Avenida de Santa María o la Plaza de la Herrería serán adornadas con las habituales alfombras florales, que está previsto elaborar durante la tarde y la noche del próximo sábado.

Un poco de historia

En un artículo publicado el pasado año en la página web de la Delegación Diocesana de Liturgia por Óscar Valado, responsable del Secretariado de Música Sacra, se hacía alusión al origen de la fiesta del Corpus Christi. El artículo se titulaba “Sobre el Corpus Christi” y lo reproducimos por su interés:

La fiesta de Corpus Christi se remonta al siglo XIII. Por aquel entonces, el Papa Urbano IV tenía la corte en Orvieto (ciudad situada al Norte de Roma). Muy cerca de esta localidad se encuentra Bolsena, donde en 1264 se produjo el famoso «Milagro de Bolsena»: un sacerdote que celebraba la Santa Misa tuvo dudas de que la Consagración fuera algo real. Al momento de partir la Sagrada Forma, vio salir de ella sangre de la que se fue empapando en seguida el corporal. La venerada reliquia fue llevada en procesión a Orvieto el 19 junio de 1264. Hoy se conservan los corporales en Orvieto, y también se puede ver la piedra del altar en Bolsena, manchada de sangre.

El Santo Padre movido por el prodigio, y a petición de varios obispos, hace que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia por medio de la bula «Transiturus» del 8 septiembre del mismo año, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio. Luego, según algunos biógrafos, el Papa Urbano IV encargó los textos para la liturgia de ese día a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino; cuando el Pontífice comenzó a leer en voz alta el oficio hecho por Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo en pedazos.

Dicho esto, quisiera destacar uno de esos textos: la secuencia de Corpus Christi, Lauda Sion. Es una secuencia larga, pero de extrema belleza. Se trata de un verdadero tratado teológico (de la época, por supuesto) sobre la Eucaristía. No sólo habla de la debida adoración de la Eucaristía sino que utiliza una forma poética para explicar cuestiones muy relevantes: el fundamento histórico del sacramento (la última cena); la transubstanciación; la alusión directa a las especies que esconden el misterio como «accidentes», no como «sustancia»; la presencia concreta, completa y real de Cristo en las especies, así como en todas las partes de cada; los beneficios de la comunión, etc. Si alguien está interesado en leer con detenimiento el texto original o su traducción al español puede pinchar aquí.

Sin duda es un texto que no sólo merece la pena ser cantado, sino que debe ser meditado.

Las «secuencias» son breves poemas de carácter litúrgico (pero no bíblico) que en la Edad Media venían siendo habituales –tanto en forma gregoriana, como en forma polifónica entrado el Renacimiento– estos eran insertos en la Liturgia de la Palabra, después del canto del Aleluya y antes de la proclamación del Evangelio. En el Concilio de Trento, como se había realizado un uso abusivo de este tipo de composiciones en la liturgia (existían cientos de secuencias) se limitó mucho su uso; y después de la reforma del Concilio Vaticano II se limitó a cinco grandes fiestas: Domingo de resurrección (Victimae paschali laudes), Pentecostés (Veni, Sancte Spiritus), Corpus Christi (Lauda, Sion), San Benito (Laeta dies) y la Virgen de los dolores (Stabat Mater).