La Pastoral Penitenciaria una realidad de ayuda y asistencia

  • Santiago sede de las VI Jornadas Interdiocesanas
  • Se debatió sobre la misión parroquial en los temas carcelarios

El director del departamento de Pastoral Penitenciaria de España, Florencio Rosello, padre mercedario, recordó en su doble ponencia el trabajo que se desarrolla en España para ayudar a las personas privadas de libertad, y el papel fundamental que juega en todo este proceso el apoyo parroquial. La casa de ejercicios de Santiago de Compostela congregó a un elevado número de personas que trabajan en los campos de ayuda y asistencia procedentes de todas las diócesis gallegas para participar en las VI Jornadas Interdiocesanas de Pastoral Penitenciaria, cuyo lema general fue:“La Iglesia que evangeliza en la cárcel, signo de esperanza”.

Durante el encuentro se habló de la atención pastoral a estas personas privadas de libertad por medio de la Pastoral Penitenciaria y sus capellanías, con las que trabaja un voluntariado cualificado que “trata de dar respuesta a las necesidades de las personas”

Compromiso eclesial

En su ponencia Roselló insistió en que la Iglesia mira con especial sensibilidad a los hombres y mujeres en prisión. A través de la Pastoral Penitenciaria, señaló, se hace presente en el mundo de la cárcel y en su entorno, “es el compromiso de la Iglesia con hombres y mujeres privados de libertad, y que atiende a todos los que demandan su atención, tanto en el plano religioso, social o jurídico”. En las jornadas se profundizó en que los objetivos de la Pastoral Penitenciaria en la actualidad transcienden la propia cárcel, mencionándose aspectos como la prevención, la prisión y la inserción. En tal sentido se hizo hincapié en que la Pastoral Penitenciaria es responsabilidad de toda la Iglesia diocesana con una clara misión: evangelizar a los hombres y mujeres que están en las prisiones. Una misión en la que se deben tener en cuenta aspectos como liberar, humanizar, informar, formar y sensibilizar, pensando siempre en servir de puente entre la cárcel y la sociedad, anunciando y denunciando la realidad del mundo penal y penitenciario.

El ponente profundizó en la historia de la Pastoral Penitenciaria desde 1970 hasta nuestros días. Un proceso que ocupó cuatro etapas distintas.Asimismo insistió en el trabajo que desarrolla el capellán penitenciario y el de los voluntarios que trabajan dentro y fuera de las cárceles.

Concluyó su primera intervención refiriéndose a los centros de menores, que también están en cuadrados en la Pastoral Penitencia, y los problemas que tienen estos jóvenes, sobre todo cuando cumplen la mayoría de edad y

En el encuentro se recordó también el mansaje del arzobispo, monseñor Julián Barrio, recogido en una carta pastoral en la que, entre otras cosas, decía que “desde los orígenes del cristianismo, la Iglesia fue muy sensible a la situación de los hombres y mujeres privados de libertad y las condiciones innegociables de respecto a su dignidad en la que se debe desarrollar la ejecución de las sentencias penales”.

Labor parroquial

Rosello en su segunda ponencia habló del trabajo que se debe realizar a nivel parroquial, insistiendo en que “la relación de la Pastoral Penitenciar con la parroquia no sólo es una exigencia, sino una consecuencia de la comunión eclesial”. Se trata, dijo, de una pastoral que es la gran desconocida, preguntándose si existía una sensibilidad en las parroquias por el tema de la prisión. En tal sentido dio cuenta de una reciente encuesta realizada entre las 22.000 parroquias que existen señalando que tan solo 400 respondieron y colaboran con la Pastoral, lo que significa el 1,8%

Matizó que la pastoral en las cárceles era de responsabilidad diocesana, mencionando que la cárcel era iglesias y que todos, incluida la parroquia “deben saber que tienen un hermano en la cárcel”. Y matizó más: “las personas cristinas en libertad deben mirar a las personas presas como un hermano”.

Finalizó esta intervención dando cuenta de posibles actuaciones desde la parroquia en relación con la Pastoral Penitenciaria: acciones pastorales en línea de prevención, en la cárcel comunión eclesial, al salir de la prisión reinserción, y atención a las familias .

Eucaristía

El obispo auxiliar de Santiago, monseñor Jesús Fernández, presidió la eucaristía concelebrando con capellanes penitenciarios. Durante su intervención recordó el papel que desarrollan por los sacerdotes y voluntarios para ayudar a las personas que están privadas de libertad. Se refirió al Buen Pastor del que dijo que nos ayuda a ir por el buen camino, e insistió en que debemos ayudar a las personas privadas de libertad, para que puedan volver a reintegrase en la sociedad.

Con un cine fórum en el que se analizaron películas como: “Doce hombres sin piedad”, “Cadena perpetua”, “Pena de muerte” y “La misión”, y un debate de los temas tratados a lo largo del día, finalizaron las jornadas.