Luz para los gentiles

La 1ª lectura de la Misa de hoy. del libro de Isaías, es el segundo cántico del Siervo de Yahvé o Siervo Sufriente. El Señor se siente a gusto por la fidelidad del Siervo. Por ello le encarga una doble misión: la de reunir a los dispersos de las doce tribus de Israel; y la de convertirse en luz para las naciones gentiles, para los pueblos paganos, de modo que la salvación divina llegue a los confines de la tierra.

San Pablo, que llegó a Corinto en su segundo viaje apostólico, le escribe esta Carta a los cristianos de aquella ciudad. Los considera Iglesia Santa, pues han seguido a Cristo e invocan el nombre del Señor. Como tantas veces escuchamos en nuestras Eucaristía, el Apóstol se dirige a los creyentes. Les desea, como tantas veces escuchamos al sacerdote en la Celebración Eucarística en nuestros días, que la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de nuestro Señor Jesucristo los acompañe.

En el Evangelio de hoy, Juan el Bautista presenta a Jesús ante dos de sus discípulos como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Esa es la razón de representar al Bautista con un cordero a su lado. Añade San Juan que el bautismo de agua que él lleva a cabo en el río Jordán tiene como función el presentar al Mesías de Israel, en respuesta a la sugerencia del Espíritu del Señor. La manifestación del Espíritu tuvo lugar en el Bautismo de Jesús, cuando Juan vio que el Espíritu bajaba y se posaba sobre Jesús. Le indicó entonces que Jesús había de bautizar con Espíritu Santo. A partir de entonces, el Bautista comenzó a dar testimonio de que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios.

José Fernández Lago