María José Dopico: «Me mueve valorar lo propio, somos lo que somos por nuestra historia»

  • Dopico traslada al público que participa en sus conferencias al Santiago medieval

Calzarse los zapatos de aquellos peregrinos que llegaban a Compostela en los siglos XIII, XIV y XV. Es el objetivo de María José Dopico con su conferencia guiada Visita a los lugares jacobeos en el Santiago medieval. «Explico la vida del peregrino. ¿Qué hace? ¿Qué se encuentra? ¿Dónde come o duerme?». La charla se desplaza al Santiago más allá de la Catedral, en una suerte de antiguo manual práctico del viajero. Es el segundo año que la filóloga, miembro de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago, desarrolla esta actividad. «Es muy gratificante».

En el verano del 2017, en una de estas charlas, Dopico llegó a contar a casi setenta personas. Son amenas, salpicadas de anécdotas. «Destacar distintas localizaciones fue una idea del deán. Te preguntas qué hay en Santiago, y buscas en textos, en las bibliotecas, las localizaciones jacobeas más importantes de la ciudad».

«Primero voy al rectorado, cuya puerta era la entrada del antiguo hospital, previo de los Reyes Católicos». Sus pasos marchan hacia la iglesia de Salomé y se paran ante la estatua de Alfonso II en la praza de Entrepraciñas. «Es el primer monarca que peregrina a Santiago, y él concede las tres millas», explica, haciendo referencia a los terrenos que el regente donó a una naciente iglesia. A continuación se detiene en la capilla de San Fiz de Solovio, «donde la tradición cuenta que se encontraba la cueva de Paio, o Pelayo, el eremita, quien encontró la tumba del Apóstol».

Estas localizaciones, recalca Dopico, no son jacobeas, pero sí reflejan la importancia de la figura de Santiago el Mayor en la historia de la ciudad.

Ahora sí, Dopico sitúa a los participantes en el mismo inicio de la llegada a la ciudad: la puerta del Camino. «El peregrino tenía que llamar para traspasar la muralla». De las siete puertas que se construyeron, dos hacen referencia a la peregrinación en su nombre.

El caminante sube por la calle de Casas Reais, antes llamada calle del Camino. «Después de tantas penalidades ha llegado a Santiago, y lo primero que hace es dar las gracias a la virgen del Camino», explica Dopico. Gira a la izquierda, en la rúa Travesa, y llega a su iglesia. «En el siglo XII recibían la hospitalidad de la cofradía que guardaba la capilla. Podían quedarse un máximo de tres días. Existía además una especie de dispensario y a los viajeros les curaban las heridas». En la propia calle se encontraban varios edificios que albergaban a los viajeros. Se creaban y mantenían gracias a las donaciones de canónigos y clérigos. Uno de estos edificios contaba incluso con una biblioteca.

Al final de la antigua calle del Camino se encuentra Cervantes. «Entonces se llamaba plaza del Pan o plaza del Campo. Ese espacio era uno de los más importante de la ciudad. Quien tenía cultivos acudía a venderlos allí. Además, aproximadamente donde hoy se sitúa la librería Couceiro, había dos hornos de pan».

La conferencia continúa en San Martiño Pinario, la segunda orden más importante de la ciudad. Su símbolo, el pino, adorna muchas de las casas de San Pedro o la rúa do Medio, construídas extramuros por la orden. La concha, en cambio, indica la pertenencia de los edificios al cabildo compostelano. Desciende Dopico Hortas, donde se encuentra la iglesia de San Fructuoso y la puerta del Santo Peregrino. «Eran muchos los peregrinos que morían en Compostela y este era su cementerio». Para rematar, el Códice Calixtino.

Esta conferencia permite a viajeros, pero sobre todo a compostelanos, redescubrir Santiago, en un proceso similar al que vivió Dopico preparándola. «Lo que me mueve es valorar lo propio, somos lo que somos por nuestra historia».

La ponente. María José Dopico es licenciada en Filología hispánica y miembro de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago.

Las charlas. Ofrece su conferencia dentro del ciclo «¿A dónde vas peregrino?», que organizan la Archicofradía, la Catedral y el Hostal dos Reis Católicos.

Fuente:  Raquel c. Pérez | La Voz de Galicia
Foto: Lucía Junquera