Momento Blanco, en Cope: enganchado

Rodri cayó en la tentación de las drogas. Su personalidad entrovertida le llevó a curiosear en busca de euforia y habilidades. En aquel momento, ante un futuro muy incierto, pensaba que casi nada valía la pena. Sin aficiones, sin deporte, sin compromiso; con el platito de mamá en la mesa a hora fija y la cama asegurada, el chaval no reconocía su problema.

¡Cuántas lágrimas derramadas!¡Cuánta desesperación! ¡Cuántas derrotas al inicio de esta guerra! Rodri demoró el ingreso en un buen centro de rehabilitación. Tardó en comprender su importancia. Lo pasó muy mal con la abstinencia. Aprendía con sus maestros, paso a paso, a manejar las emociones; a comunicar su mundo; a evitar las amistades peligrosas; a organizarse, con disciplina, creando buenos hábitos. A cultivar el alma.

Cuando las charlas tocaron el tema de la espiritualidad, pensó que le hablarían de Dios. En muchos centros lo hacían. Le agradó el respeto que mostraron por su fe.  Pero la perspectiva era más amplia: quitar importancia a la aprobación de los demás; valorar lo cotidiano, los pequeños detalles; desapegarse de satisfacciones materiales; compartir y ayudar a los demás…

Rodri observa cómo la recaída llama a su puerta, insistente y pesada vendedora de humo. Se ríe y no abre. No necesita. Ahora tiene mucho más.

Manuel Ángel Blanco
(Cope, 25 de mayo 2018)