Momento Blanco, en Cope: voto de silencio

Cada día amo más la Cartuja. O el minuto de silencio en el que, al menos, las chorradas se dicen en bajito. El relajante sonido de las olas llegando a la orilla ha sido desplazado por el agobio ruidoso de cláxones, motores y tonos de llamada. El dial se abarrota de canciones y del “cante” de contertulios. El pensamiento libre y sincero se esconde.

Parejas discutiendo. Diputados cuyos discursos “amplían” las reservas de anestesia en el Sergas. Los Pa-co-ntraria, que protestan por todo. Gente estresada que se desahoga a voces por el móvil. Cuchicheadores de antes de Misa… o de durante. Predicadores de tono monocorde, en “bla” menor. La comunicación de hablar por hablar, satura.

Tildan de huraños y antisociales a cuantos buscan silencio. Pero se han estudiado los beneficios de comer lejos del teléfono; de pasear ayunando de música estridente; de siestas sin el cuco del reloj dando la “brasa”. La Palabra se hizo Carne y habitó aquí. Luego, se convirtió en Eucaristía. A veces, sólo un “cala a boca” resalta el Misterio.

Manuel Ángel Blanco
(Cope, 16 de junio de 2017)