Mons. Agrelo, Premio Derechos Humanos 2018

El arzobispo de Tánger, el rianxeiro Santiago Agrelo, ha sido galardonado con el premio Derechos Humanos 2018 que otorga la delegación en Cádiz de la Asociación andaluza del mismo nombre. El premio se le concede también a la Delegación de Migraciones del arzobispado al rechazarlo mons. Agrelo en primera instancia por considerar que no lo merecía. En declaraciones al Diario de Cádiz, reconoció que la suya es una diócesis muy especial por estar en una frontera complicada. Por eso mismo aseguró que no se puede estar allí ignorando la presencia de los emigrantes, “que a mí me hace sentirme obligado a hablar de ellos y a cuidar de ellos”.

Mons Agrelo, franciscano del convento de Santiago y profesor de liturgia en el Instituto Teológico Compostelano, se ha destacado en los últimos años por su defensa decidida y pública de los derechos de los emigrantes, lo que le ha valido no pocas críticas acerbas por parte de los poderes públicos del Estado. Su compromiso lo ha llevado a repartir personalmente comida y alimentos entre los emigrantes que se esconden en los montes cercanos a la frontera con España. La situación es tan grave que no duda en asegurar que cuando llegó a Tánger, hace ya 12 años, “los emigrantes tenían unas posibilidades que hoy no tienen. Era más fácil ayudarles. Y todavía irá a peor, viendo como están evolucionando las sociedades occidentales, en las que se está utilizando a los inmigrantes como catalizador de voluntades en una cierta dirección, para hacer emerger movimientos que los rechazan”. Recuerda también que los emigrantes que han sido rescatados en el Estrecho o han fallecido en el intento por llegar a Europa “siempre son gente que ha estado con nosotros, los tienes allí, forman parte de tu vida”.

En la entrevista mons. Agrelo hace hincapié también en el compromiso del episcopado español en este tema y recuerda que “los obispos tienen todos el mismo posicionamiento doctrinal en el asunto de la inmigración. Y en el plano práctico institucional, en muchas diócesis se da esta preocupación por los migrantes”. El arzobispo de Tánger tiene 77 años y hace dos que el Papa prorroga su jubilación.