Tercer miércoles de Cuaresma

Via Crucis de María, la Madre de Jesús

Texto litúrgico

“¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy? Pero cuidado, guárdate muy bien de olvidar los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos” (Dt 5, 8-9).

Imagen

Muro de las lamentaciones (Jerusalén) donde los judíos siguen celebrando la Bat Mitzvah, ceremonia con la que el niño adquiere la mayoría de edad para pertenecer a la sinagoga. Como lo que celebraron con Jesús, cuando cumplió 12 años.

Quinta Estación

La angustia de María, al perder a su Hijo.

 

“Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados” (Lc 2, 48).

Comentario

Hay escenas del Evangelio que no se comprenden con nuestra manera de pensar. Una de ellas es cómo es posible que se les pierda el niño a María y a José, y que Jesús se escabulla deliberadamente. Cuando no comprendemos un texto, no es porque el autor sagrado no lo explique bien, sino porque tiene un mensaje mayor. En este caso, se nos invita a buscar al Señor y a purificar la razón de su búsqueda. María nos enseña cómo hay momentos en los que la súplica angustiada es una forma de pedir auxilio. En los momentos límite, la referencia al templo del Señor es reacción oportuna.

Cuestión:

En tus momentos más oscuros y angustiosos, ¿acudes a la oración? Cabe que debas apoyarte en ofrecimientos técnicos, pero el corazón permanece inquiero hasta que descansa en Dios.

Ángel Moreno Buenafuente