Testimonio: María del Rosario Corona, Presidenta de Vida Ascendente en la Archidiócesis

Chari es Presidenta de Vida Ascendente en la Archidiócesis. Nacida en Lisboa, reside en A Coruña. Viuda. Madre de 4 hijos y abuela de 5 nietos. Fue desde joven traductora de premios Nadal de español a portugués. De este idioma también impartió clases. En Instituto Español de Lisboa dio clases de Química y Matemáticas. De esta etapa de su vida guarda grandes recuerdos. Las clases tanto de idiomas como de química y matemáticas siguió impartiéndolas en A Coruña.

 

¿Qué opinas del Coronavirus?

Ese diminuto agente infeccioso que no fue atajado a tiempo; tal vez por el total desconocimiento de sus terribles consecuencias. Sospeché que pasaba algo raro cuando, a la vuelta de un encuentro de mayores en Roma, en el avión viajaban pasajeros con mascarilla. A los pocos días, en Madrid,  durante el congreso “Pueblo de Dios en salida”, ya no noté nada extraño. Apenas unos días después surgió lo peor. Quiero recordar el encuentro que tuve con el Papa Francisco, la petición que le hice y cómo me sonrió: “Santidad, venga Vd para el Año Santo a Santiago de Compostela”.

 

¿Te ha costado estar en casa? Por qué?

No me ha costado. La primera semana resultó extraña. Tenía muchos proyectos, reuniones en las parroquias, trabajo en Santiago, viaje a Madrid, la comunión de un nieto… Todo esto hubo que olvidarlo momentáneamente; sentí pena. Me dediqué a descansar y poco más. La segunda semana tuve mucha inestabilidad emocional. No podía leer ni escribir. Me dedicaba a las tareas de casa y a hablar por teléfono. Los siguientes días, si me pidieran un consejo, no daría ninguno. Porque todos nos comportamos ante ciertas situaciones, en este caso adversas, de distinta manera. Procuré buscar tranquilidad en la oración y puedo decir que viví una Semana Santa en soledad, más cerca del Señor que nunca.

 

Algo que te haya ayudado a sobrellevar mejor la rutina diaria.

Me ayuda Jesús. Nunca me sentí sola. Tengo una familia estupenda. Han estado pendientes de mí siempre, todos los momentos del día. Las llamadas de mis pequeños nietos, me divertían mucho. Las amistades de siempre y, por supuesto, las de Vida Ascendente han supuesto un gran apoyo. He intentado hablar con todos los que formamos este grupo; igualmente, con los sacerdotes de las parroquias. Por supuesto, con nuestro consiliario Fernando Isorna. Hablamos de nuestros problemas. De los momentos de desánimo. Celebramos las pequeñas-grandes alegrías. Hemos vivido la amistad a través de la espiritualidad, intentando hacer apostolado. Ya que estos son nuestros tres pilares del movimiento Vida Ascendente.

 

¿Qué lección podemos sacar de todo esto?

Me di cuenta de cosas: no deberíamos perdernos en cosas insignificantes. Por ejemplo, te parece que necesitas comprar mucha ropa, pero no  es cierto. Pero no descuido la ayuda a las personas que lo necesitan. Procuro hacerlo a través de Cáritas. Este tiempo me mueve a ser más sensible y colaboradora con quienes lo pasan mal.

Valoro más que nunca el haber encontrado a Jesús como el gran Amigo de mi vida. Y la importancia de los amigos. Ha sido un tiempo para acercarme a personas que estábamos, tal vez, un poco distanciadas. Ahora nos llamamos. Y procuro mantenerme cercana a las personas de mi grupo de Vida Ascendente. Es bueno que lo hagamos entre todos los integrantes, para cuidarnos mutuamente.

 

Unas palabritas para Dios

Le digo que le quiero. Que le tengo siempre presente en mi vida. Siempre lo he tenido.

 

Una dedicatoria para alguien

Para mi marido, Carlos; un amor que empezó con 17 años y terminó muy pronto. Ha dejado una profunda huella en sus hijos y en mí. Hoy puedo presumir de ellos; son estupendos gracias a su padre que siempre supo conducirlos muy bien. Le pido que me cuide desde el cielo. Desde allí, seguro que también mis padres me echan siempre una mano.

 

Un modo de servir a los demás sin salir de casa

Mediante el contacto telefónico. Con las personas de mis grupos, con mis amigas y con mi hermana. Nos contamos muchas cosas. Confieso que he tenido un poco de temor por una hija mía que vive en Madrid.

 

Un sueño para el futuro

Que todo volviese a como era antes. Pero creo que vamos a cambiar. Esto me afecta un poco. Creo que vamos a ser personas más conscientes y generosas, poniendo una sonrisa y brindando nuestra amistad. Estaría bien.