¡Ven a morar en nosotros!

«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros».

Gracias, Señor, porque no nos dejas huérfanos. Gracias porque nos has prometido a otro defensor, el Espíritu Santo, que esté siempre con nosotros en nuestro camino hacia la casa del Padre. Clamamos a Ti: ¡Ven, Espíritu de Dios! ¡Ven, Espíritu Santo! Te necesitamos en nuestras vidas. ¡Ven a morar en nosotros!

Ariel GlaserVen, Espíritu de Dios  https://youtu.be/JHmSuKujx0c

Elena Fernández Andrés · https://twitter.com/poverellacm

 

Continuamos clamando: ¡Ven, Espíritu Santo! Lo hacemos con plena confianza, pues Jesús nos pide que deseemos que Él se vaya para que venga el Espíritu. Nos lo va a repetir constantemente hasta Pentecostés… El Padre no puede dar otra cosa que a Sí mismo. Dice Santa Catalina de Siena: “¡Oh abismo, oh mar profundo, cuanto más busco más encuentro! ¿Qué podías darme Tú sino a Ti mismo? Tú, bien feliz; Tú, belleza; Tú, vestidura; Tú, alimento que nutres a los hambrientos…”

Dios escucha siempre; pero no nuestras peticiones, sino sus promesas. Y su Promesa es darnos plenitud de vida (Jn 10, 10). Estos días debemos hacer que nuestras peticiones se vayan acercando a las promesas de Dios, porque ¡Él cumple sus promesas! Siempre nos faltarán cosas en la vida: un poco más de salud, de tiempo, unas décimas en la nota de la oposición, un premio, una caricia… Mientras, Dios se acerca en la brisa del Espíritu para darnos Su Presencia, Su Aliento; para hacernos experimentar que somos hijos amados y que no nos deja desamparados. Sí, es tiempo de clamar al Espíritu. Recordad: nuestros brazos están extendidos a Papá-Dios, al Abbá; y, con nuestros brazos, todo nuestro ser. Dios sabe lo que necesitamos, pero se complace en nuestra oración perseverante. “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá” (Mt 7, 7).

Montse de Javier · Comunidade Caná