Hola, queridos niños. ¿Y si en las aulas no están los más pequeños? ¿Y si existe una generación que ha perdido el paso y no ha crecido? ¿Y si existiesen un montón de personas entrañables pero todavía inmaduras en los trabajos, en el coche, en casa y haciendo los recados? Pues no estáis solas. En esa tierra de nadie hay mucha gente. Conviene tomar conciencia. Al menos, una ventaja divina anida en ello: “si no os hacéis como niños…”
Dicen que los padres en los colegios dan más problemas que los propios hijos. O que la catequesis pierde el tiempo si sólo trabaja la fe de los más pequeños… Y que cuando uno escucha un “gracias”, un “buenos días”, un “por favor” o un “tome mi asiento”, tendría ganas de gritar como la que piropeaba a Jesús: “¡viva la madre que te parió!”. Si a esta expresión le faltase la interjección “¡viva!”, rozaríamos el desánimo ante esta generación.
Esta sección viene cargada de esperanza tras un verano de múltiples signos: la Jornada Mundial de la Juventud, por ejemplo: “¡Qué pocos jóvenes en la JMJ de Lisboa, si los comparamos con los que hay en el mundo!” Bueno: con sólo 12 “precarios” apóstoles, ¡la que se “lió”! A la vista de tantos jóvenes en las Romerías del verano y con el bautizo de Ronaldo Nazario, ex del Real Madrid, tranquilos: crece una nueva generación.
Manuel Á. Blanco