Camino de Santiago de la mano de los santos

“El Apóstol Santiago viajó a Hispania para evangelizarla. A su regreso a Jerusalén, fue apresado y martirizado. Sus discípulos recogieron su cuerpo y lo trasladaron por mar hasta Iria Flavia, en Galicia. Unos kilómetros más allá, en el interior, lo enterraron. Las sucesivas invasiones de los pueblos bárbaros y musulmanes silenciaron el emplazamiento del sepulcro de Santiago”.

Así arranca Hacer el camino, un folleto del sacerdote Santiago Climent, afincado en Vigo, que gira en torno al camino de Santiago y el camino de la vida. Aquel silencio de muchos siglos en torno a la tumba del pescador de Galilea lo romperían con cada vez más estruendo las pisadas de los incontables peregrinos que, desde el descubrimiento del sepulcro, llevan siglos caminando a Compostela.

Hacer el camino

Los santos son -como nos dice el autor- “esos grandes hombres y mujeres que nos han precedido en el camino de la fe, son los modelos en quienes fijarnos, cuyos pasos vale la pena seguir”. Por eso nos ofrece una sugerencia: “Te propongo hacer el camino con san Josemaría […]. Él fue peregrino a Santiago varias veces; también llegó ya a la meta en el camino de la vida, cuando entregó su alma a Dios en 1975. Ahora está en el Cielo y ha sido proclamado Santo por la Iglesia en 2002, al ser canonizado por Juan Pablo II. Desde allí, como buen amigo, ayuda en su peregrinar a los que aún caminamos en la tierra.”

En el folleto el autor ha recopilado textos de Josemaría Escrivá vinculados con la peregrinación a Santiago de Compostela y con el caminar de la vida.

Ese camino “también ahora muchos peregrinos lo hacen con actitud de conversión, particularmente los años santos, tiempo privilegiado de gracia y salvación, que la Iglesia ofrece a todos para una renovación interior de la vida cristiana”, escribe Climent.

En esta línea apunta el autor: “quien comienza el camino a Santiago, tiene un interés, un motivo más o menos profundo, quizá una luz que se ha encendido en su alma (una petición que hacer; un deseo de Dios que nace en el corazón y que necesita madurar en la soledad del tú a tú con Él para estar seguro; el reparar una vida pasada con un montón de equivocaciones y comenzar una nueva andadura con un corazón renovado…)”.

“La alegría es parte integrante de tu camino”

En todo camino hay rosas y espinas, momentos de alegría y momentos duros, no podemos extrañarnos: la propia geografía de la ruta jacobea, desde las áridas etapas castellanas a los verdes tramos gallegos, es un reflejo de las dificultades de una ruta que, no obstante, impulsa al optimismo. Así lo destaca Climent recogiendo un texto de san Josemaría: “La alegría es parte integrante de tu camino”.

San Josemaría peregrinó a Santiago en varias ocasiones durante su vida, la primera de ellas en julio de 1938 cuando el año santo de 1937 se prolongó a causa de la situación difícil en que se vivía en el país, desangrándose en plena guerra. La última en 1961.

“El camino de Santiago es un símbolo elocuente del caminar del cristiano hacia la casa del Padre; por eso nos puede venir bien la ayuda de un santo para recorrerlo”. El texto está dividido en cuatro apartados: “La salida y la meta”, “El camino”, “Los obstáculos, las caídas” y “La ayuda de los otros”. En cada uno de ellos, tras una breve introducción, recoge textos de San Josemaría, la mayor parte de ellos de su libro Camin, pero también de otros como Forja, Surco o Es Cristo que pasa.

El autor, buen conocedor de las etapas gallegas de los diversos caminos, ofrece un consejo al peregrino sobre esos textos: “Te vendrán bien para iniciar el camino con una meta, con un ideal en el horizonte y una luz que te guíe; te ayudarán a recorrer –quizá más con el alma que con los pies– otro camino más elevado que el que vas pisando; te confortarán y te animarán a seguir cuando, ante las dificultades, te venga la tentación del desánimo y las ganas de dejarlo; te moverán a pensar en los demás, caminantes también, para hacer entre todos más fácil y llevadero el camino.”

Puede que también -como aventura Climent- “Jesús se haga el encontradizo contigo durante el camino. Síguele, vete con El y ya no lo dejes más.”

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