Que la Iglesia siempre veló por las artes, la cultura y la belleza es indudable; que prestó atención al canto en la liturgia y la música, es patente a los ojos de todos. Y es que no todo vale en el campo de la liturgia, no todo puede entrar en nuestros templos, no todo es válido ni puede servir para el culto divino, no todo eleva el alma a Dios ni posee santidad ni es arte verdadero.
A fin de formar y permitir el estudio y la lectura, la enseñanza y la catequesis, se ofrece esta Antología, eficazmente dirigida por D. Óscar Valado, excelente amigo mío, y en la que hemos colaborado liturgistas, músicos y traductores, y que ha llevado mucho tiempo y revisiones lograr el resultado final, tan digno y atrayente.
Desde S. Pío X hasta la actualidad, hay mucho en el Magisterio sobre el canto y la música en la liturgia, ya sea con documentos de mayor o menor rango (motu proprio, Decreto, Instrucción, etc.), o con discursos o alocuciones de los diferentes Papas, así como –en apéndice- los prenotandos de los distintos rituales y libros litúrgicos en lo concerniente a la música y canto.
El enchiridion o antología es exhaustivo. Nada se ha dejado atrás o ignorado. De este modo se convierte en un instrumento útil para la vida litúrgica de la Iglesia. Se recogen 253 documentos, divididos por pontificados, y a cada pontificado le precede una sugerente introducción. A lo que hay que sumar apéndices e índices analíticos y demás.
En palabras de Presidente de la Comisión episcopal para la liturgia, D. J. Leonardo Lemos, obispo de Orense, “reunir todo este material en un solo volumen de casi un millar de páginas convierte esta Antología en una obra completamente imprescindible no solo para los especialistas del ámbito musical, sino para todos aquellos que deseen conocer lo que el magisterio de la Iglesia ha dicho en estos últimos cien años acerca de la música”.
¿Qué más decir?
El coordinador de esta magna obra, D. Óscar Valado, expone en su Introducción: “La publicación que ahora tiene entre sus manos es el trabajo de un numeroso equipo de músicos, liturgistas y teólogos que con generosidad y con un profundo afecto por la música litúrgica han contribuido para llevar a término esta compilación magisterial. En ella se pone de relieve una fecunda labor divulgativa en la que se pretende destacar la importancia de la música en la celebración de la fe e incluso en su transmisión”.
Tal vez pueda ser un estímulo para adentrarse en esta Antología conocer los títulos de las introducciones a cada pontificado, así como su autor.
- “Música litúrgica y magisterio contemporáneo: harmonías, paradigmas y contextos. El motu proprio de Pío X: Tra le sollecitudini”, de Jordi Agustí Piqué i Collado, OSB.
- A continuación escribe Daniel Goberna Sanromán: “Benedicto XV. Una apuesta por la cultura y la música en tiempo de guerra”.
- “Divini cultus sanctitatem de Pío XI: la tradición musical de la Iglesia encarnada en lo concreto. Contexto y apelación a la realidad actual”, es la aportación de Raúl del Toro Sola.
- “Fundamentos teológico-litúrgicos del magisterio musical de Pío XII”, es explicado por Daniel A. Escobar Portillo.
- José López Calo, SJ, aborda el “Entorno histórico-musical de la carta Iucunda laudatio de Juan XXIII”.
- “De la raíz, el fruto. Notas, claves y registros del magisterio de Pablo VI en liturgia y música”, de Javier Sánchez Martínez. Fue mi colaboración, agradecido por haber sido invitado a ello y trabajar en esta Antología.
- Juan Pablo Rubio Sadia, OSB, nos ofrece las “Claves de lectura del magisterio musical de Juan Pablo II: entre la mirada retrospectiva y los retos del posconcilio”.
- “Descubrir la Palabra en las palabras. Benedicto XVI y la música litúrgica” es el estudio introductorio que ofrece Ramón Saiz-Pardo Hurtado.
- La introducción al pontificado de Francisco es escrita por Manuel J. Cela Folgueiras y se titula: “La música sacra en sus dimensiones artística y funcional: práctica reciente, reflexión actual y perspectivas de futuro”.
¿A quiénes puede interesar? ¿Quiénes deberían usarlo?
– Rvdmos. Sres. Obispos y Arzobispos, y Emmos. Cardenales, por el bien pastoral de sus diócesis, velando por la dignidad y arte del canto y la música, elevando el nivel en sus diócesis sin conformarse con que se cante cualquier cosa con tal de que se cante porque también es pastoral y es misión episcopal el cuidado y la vigilancia en materia litúrgica en la diócesis, el fomento y la santidad de las celebraciones
– Delegados diocesanos de Liturgia y miembros de esas Delegaciones: ¡evidentemente que lo vamos a usar!, para las herramientas formativas que se ofrezcan desde las respectivas Delegaciones para sus diócesis (subsidios, folletos, artículos de formación en la web diocesana), siempre acompañados y respaldados por sus respectivos Obispos que tanto interés tienen por el fomento de la vida litúrgica en sus diócesis
– Formadores de Seminarios y profesores de liturgia, teología, música y canto, inculcando un sentido teológico y litúrgico del canto en la liturgia y de la música en seminaristas y estudiantes de teología, pensando en el futuro pastoral y litúrgico de la Iglesia y sus parroquias y asumiendo los seminaristas que lo que aprenden y viven en la cuidada liturgia del Seminario no es solo para el Seminario (como si fuera un paréntesis), sino para que luego lo pongan en práctica en sus futuras parroquias sin inventos ni falsas creatividades
– Será útil para los sacerdotes y diáconos en el ejercicio de su ministerio y así actualizarse (el estudio personal como formación permanente), consultar, acompañar al coro parroquial y organista, ofreciendo siempre doctrina eclesial para el canto y desempeño de ese ministerio litúrgico, corrigiendo si hace falta y dando razón del sentido litúrgico del canto y la música
– Servirá para ir adquiriendo hondura para coros parroquiales, corales, scholae, escolanías, etc., también para animadores del canto y salmistas, así como para el precioso ministerio del organista, tan sumamente necesario para nuestras liturgias. No solo tienen que ensayar semanalmente, e incluso aprender nuevos cantos, sino también formarse, conocer qué se canta y por qué, cuándo y con qué sentido, qué conviene a la santidad de la liturgia y qué repugna a su naturaleza sagrada
– Desde luego ayudará enormemente a compositores católicos, ya sea para Misas, piezas musicales, o cantos para la liturgia, que posean la belleza y santidad, la ortodoxia de la fe en sus letras y la música que eleva, desechando el plagio de lo pop, la adaptación de ritmos profanos o las letras ajenas a la liturgia y tendentes a lo sentimental.
– La Antología es buen instrumento para la formación seria de cualquier fiel laico, religioso, monje o sacerdote, que desee conocer la naturaleza del canto en la liturgia, la función y necesidad de la música, la participación mediante el canto, y, sobre todo y en definitiva, la relación entre liturgia y belleza, la via pulchritudinis que es hermoso y laborioso camino teológico y pastoral.
– Y ayudará sin duda a todos aquellos que están en las fronteras periféricas del diálogo y encuentro entre la fe y la razón, de la aportación de la Iglesia al mundo de la cultura, de la defensa de la creación artística transfigurada por el pulchrum, de la relación de la Iglesia con las artes y la música, etc., es decir, de la “Iglesia en salida”
¿Qué espero? ¿Qué me gustaría?
Sería un logro elevar el canto litúrgico en nuestras celebraciones, depurando tanta vulgaridad, tanta banalidad, eliminando ruidos y ritmos que desdicen de la liturgia y estorban, con cantos apropiados a los textos de la liturgia, musicalizaciones aptas para que brille la letra de los cantos el Ordinario (Gloria, Sanctus…).
Y me gustaría que la liturgia con su música y el canto litúrgico reflejen la Belleza del Misterio de Dios elevando, en vez de lo sentimental, lo emotivo, lo rítmico y las palmadas con balanceos.
Fuente: www.infocatolica.com