“Cáritas significa amor: es la caricia de la Iglesia a su pueblo y a los que más sufren”

Llevando la dirección operativa de la acción social y caritativa de la Iglesia Católica en la diócesis de Santiago, José Anuncio Mouriño coordina las actuaciones de Cáritas para ayudar a los que más sufren. Desde que entrara en la organización en 1990 (en octubre se cumplen treinta años), se ha entregado a ella para devolver a la sociedad todo lo que esta le ha dado.

¿Cuál es la misión de Cáritas?

Cáritas no es una oenegé, es la Acción Social de la Iglesia Católica. Como dice el Papa Francisco, somos la caricia de la iglesia a su pueblo, y yo le añado, a los que más sufren. Cuando llueve, llueve por los mismos y siempre pasan frío los mismos, por lo que la Iglesia lo que quiere es que esos que se mojan, se mojen lo menos posible o que pasen el menos frío posible.

Pero también hay otra parte muy importante, que es la afectiva, psíquica, emocional y espiritual. Queremos, como dice nuestro arzobispo monseñor Julián Barrio, atender a la persona íntegramente, una respuesta integral a las necesidades de cada persona. El objetivo es dar respuesta como sea a la necesidad que exista.

¿A cuántas personas llegan anualmente?

Los beneficiarios de las acciones de Cáritas, en el 2019, fueron unas 55.000 personas, correspondiendo a unas 19.000 familias. Hay que pensar que la diócesis de Santiago, que abarca desde Fene hasta Cangas (integrando las ciudades de A Coruña, Santiago y Pontevedra), tiene 1.300.000 personas y en ella existen 305 Cáritas parroquiales. Por ello, tenemos acciones de todo tipo para cubrir las necesidades.

¿Cuáles son algunos de esos programas que llevan a cabo?

Tenemos programas de reclusos y exreclusos, sobre todo, a través de los convenios con el Colegio de Odontólogos y el Colegio de Ópticos; programas de Infancia y familiares, con campamentos como el de Arnelas o el apoyo educativo con Cativos; programas para nuestros mayores, para las minorías y para personas sin hogar; programas para la salud; y un programa de empleo. Además de los citados, podemos destacar el programa Vieiro, un centro de día para personas sin hogar; el albergue de Pontevedra; el centro de acogida de San Cibrán, en Villagarcía… A todo ello también hay que sumarle la asistencia con comida y ayuda diaria que se realizan en las parroquias. En definitiva, estamos ofreciendo una respuesta a necesidades a las que la gente no puede acceder. Nuestra obligación es detectar el problema, acudirlo, intentar resolverlo y concienciar para que de ello se encargue la sociedad.

¿Cómo ha influido la situación sanitaria actual en las peticiones de ayuda?

En el 2007, comenzamos una crisis económica en la que sabíamos cómo atajarla, pero el coronavirus es un tema social y económico. Como responsable civil de la diócesis, nos preocupa el fin de año, pero mucho más el 2021, porque habrá mucha gente que quedará en los caminos. Por ello, hay una parte del ser humano que nos preocupa, que es la mental, porque hay que darle mucho ánimo y mucho cariño a la gente que estará deprimida.

¿Cómo llegan a ustedes las personas que solicitan ayuda?

En esta diócesis hay 1.070 parroquias y 305 Cáritas, por lo que si la persona le pide ayuda al párroco este ya lo dirige a Cáritas. A continuación, el ente estudia el caso particular e intentan ayudarle. En el caso de que ellos no puedan, entonces acuden aquí, porque hay un fondo diocesano para ayudar. Por ello, la vía de llegada es a través de su comunidad, ya sea la parroquia o su Cáritas parroquial.

¿Y cómo puede hacer la sociedad para ayudar en sus causas?

La gente puede hacer donativos a las Cáritas locales o al nivel de Cáritas diocesana, porque es el fondo que queda para ayudar a dar respuestas, ya sea mediante donativos, herencias, legados, socios… Por otra parte, el donativo puede ser genérico, en el que el donante no pone condiciones, pero si las pone para un fin determinado lo cumplimos escrupulosamente.

Fuente: El Correo Gallego