Esta quincena el Papa ha hablado de realización de servicios y la oración.
En relación al servicio, en en contextos tan diversos como son el personal militar del mando de transportes y materiales italiano, una delegación del “Catholic Philanthropy Network”, representantes de la diócesis de Aosta, o con las Madres Agustinas de San Ildefonso (Talavera de la Reina), etc ha ido perfilando en que consiste un verdadero servicio a los demás en clave católica:
– Mirar al necesitado de servicio; no para humillar sino para levantar.
– Sonreír desde un corazón lleno, expresando alegría, para reflejar que somos imagen de Dios.
– Apoyarse en la oración confiada, recurriendo a santos como San Cristobal que nos acompañan en el camino.
– Llevar a Jesús en la eucaristía, acudiendo a la adoración eucaristica.
-”Ponerse a disposición del bien común, no escatimar energías ni fatigas, no retroceder ante el peligro para llevar a cabo la propia tarea, que a menudo se traduce en salvar vidas y puede implicar el sacrificio de su propia seguridad. Servir, servir y servir nos da dignidad”
– Utilizar sabiamente los bienes, no dejar que estos, que son meras herramientas, sean más importantes que la “finalidad a la que supone que sirven”; el arte escultórico, pictórico y arquitectónico se ha puesto al servicio del pueblo de Dios, hagamos nuestros templos lugares hospitalarios, de “ escucha de la oración, la mirada de la fe, el tacto del peregrino”.
– Los presbíteros, atiendan el servicio de la confesión para un contacto humano. Perdonando, porque “Dios no sabe mucha gramática y cuando pedimos perdón, ¡no nos deja terminar! «Perd…» y ahí, Él no nos deja terminar la palabra perdón. Él nos perdona primero, siempre está ahí para perdonarnos, antes de que terminemos la palabra perdón. Decimos «Perd…» y el Padre siempre nos perdona.”
Y para prestar este servicio al bien común el Papa recuerda la importancia de la oración. Y especialmente la oración de intercesión por el otro que necesita, de la que dice el Papa que “esta oración es especialmente agradable a Dios, porque es la más gratuita y desinteresada. Cuando cada uno reza por todos los demás, sucede – lo decía san Ambrosio – que todos los demás rezan por cada uno y la oración se multiplica” En el marco de la educación dirá la importancia de enseñar a orar de manera “que puedan trasmitir a los niños, (…) la capacidad de hablar con Dios, la capacidad de escucharlo, de sentirle presente en todos los momentos de la vida y de aceptar con docilidad sus inspiraciones”
Pues, “La oración cristiana no es el ser humano que, a un lado del teléfono, habla con Dios que está al otro lado, no, ¡es Dios que reza en nosotros! Rezamos a Dios a través de Dios. Rezar es ponernos dentro de Dios y que Dios entre en nosotros.”
En definitiva, el Papa invita a buscar el Reino con un alma alegre, centrada en el bien común, a través del servicio, y apoyándose en la oración.
María Puy