Un “adicto” a las series contaba en su pandilla cómo le había gustado “The Bear”, una ficción sobre un joven chef de alta cocina, que regresa a casa, tras el suicidio de su hermano, para dirigir el negocio de bocadillos familiar. Una lucha por transformar la tienda y a sí mismo; y un trabajo junto a un equipo que se va convirtiendo en su familia elegida. Trauma y conflicto. Superación y felicidad dentro de esa maraña. Y siempre juntos.
Pinganillos en el Congreso; la Dana; lo del fútbol femenino o las “deepfakes” revelan que el Caos existe. ¿Cómo afrontarlo? El escritor Douglas Rushkoff tiene una intuición: los “multimillonarios tecnológicos” saben que están llevando al mundo al colapso y quieren escapar del resultado, construyéndose un búnker o empezando otra civilización desde cero. Pero no es natural. Ya se intentó y no sale. El mundo es más complejo.
La sociedad no puede encomendarse sin más a un cientificismo puramente ateo y materialista con fe ciega en la tecnología para resolver los problemas. Como si “el dígito” fuese la célula básica. Reduciendo las relaciones humanas a meros fenómenos mercantiles. Con miedo a la naturaleza o a las mujeres. Neutralizando lo desconocido, dominándolo y desvitalizándolo… Del caos de la materia, Alguien armonizó el Universo.
Manuel Á. Blanco