Dalita nació en Armenia, cerca del monte Ararat. Allí, según la Biblia, el Arca de Noé habría encallado después del diluvio. Se bautizó en la “Iglesia Gregoriana Apostólica”, propia de su país. El Reino de Armenia fue el primer Estado que adoptó el cristianismo como religión oficial. El sueño de Dalita consiste en que el mundo sólo vea UNA iglesia de Cristo. Desde que reside en España, practica su fe junto a los católicos de la parroquia local.
Su sueño es bastante espectacular. Tiene la épica del Señor de los Anillos, porque se juntan las distintas confesiones cristianas para hacer frente a las fuerzas oscuras de Sauron: los herederos de Martín Lutero, expertos arqueros de la Escritura Santa; los bravos jinetes ortodoxos, capaces de recorrer las grandes distancias entre Dios y el hombre con su Liturgia; la tropa católica de a pie, reunida en torno a Gandalf el blanco, bardo del amor…
Mucha gente se ríe del sueño de Dalita, como si el tiempo de la religión se terminase. Pero ella está segura de la promesa de Jesús: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará”. Hoy proliferan adivinos, echadores de cartas, pseudoterapeutas… porque la sed de Dios aumenta, no se extingue. Cuando los valores parecen en declive, conviene recordar su origen: fueron traídos por un cristianismo sin fisuras.
Manuel Á. Blanco