Diario de un peregrino: hermanos

“He aint´t heavy, he´s my brother” es una balada escrita por Bobby Scott y Russell Bob. La grabó Kelly Gordon en 1969 y el grupo The Hollies la convirtió en éxito internacional. Una gélida noche de tormenta, dos niños llaman a la puerta de un horfanato de Washington D.C. El mayor cargaba con el pequeño a la espalda. El sacerdote que les acogió exclamó: “¡Debe ser muy pesado!”. A lo que el chaval respondió: “Él no pesa, él es mi hermano”.

Los “ladrones de esperanzas” disfrutan en los invernales días de niebla, “orballo” incómodo y noches tempranas: preocupaciones familiares, tensión laboral, sociedad acelerada… A veces Dios recuerda a los vulnerables: el colega del fútbol metido en la droga; la pareja divorciada; la familia con bono de transporte y no de comida; la víctima de una violación; la emigrante amenazada de soledad; los mayores arrinconados…

Tener tiempo para pensar en estas personas se ha vuelto un lujo, por desgracia. Sentarse a locutarlo por la radio o vestir corbata, tampoco son escudo que evite las crisis personales o exorcice los problemas. Hace tiempo, un sacerdote se extrañó del saludo frío y seco de otro compañero: “¿Qué hay, amigo?”. Le sabía a poco. Como si ignorase las luchas y desvelos de su abnegada entrega. Suena mejor y quita peso un: “¿Cómo va eso, hermano?”.

Manuel Á. Blanco