El Monte Faro de Domaio domina las rías de Pontevedra y Vigo. Su estratégica ubicación lo convierte en un importante centro de telecomunicaciones del que saca mucho partido la ciudad de Vigo. En sus faldas hay un dolmen (Mámoa de Chan dea Arquiña) con más de 5.000 años de antigüedad. En las excavaciones se encontró un ajuar funerario completo compuesto de diferentes útiles y herramientas de piedra y fragmentos de cerámica. La vida y la naturaleza son imprescindibles para un gallego. Pero siempre con un trascendente y perdurable vínculo a sus difuntos. Hoy, con un sentido pascual de eternidad, las parroquias de Domaio y Cobres junto a su párroco, Ángel Tabarés, se unen en oración por los diocesanos. Su comunión es fuerza para la Iglesia.
Algunos signos de vida parroquial en tiempo de coronavirus:
– Celebración de la Misa diaria sin asistencia por parte del párroco, encomendando a todos sus feligreses y pidiendo por los más afectados del coronavirus. Se ha llevado adelante una iniciativa: una hora de Adoración Eucarística a través del Facebook.
– Catequesis: se ha mantenido el contacto con los chavales de Primera Comunión y Confirmación. Se han enviado los materiales diocesanos de formación y oración para cada sesión. En un nivel más avanzado, el párroco ha compartido unas reflexiones bíblicas en torno a la figura de María para ayudar a vivir el mes de la Virgen.
– Solidaridad: el párroco colabora en el comedor de la Esperanza de Vigo, organizado por las Hijas de la Caridad. En el Morrazo sigue funcionando Cáritas.
– Durante todo el curso pastoral se llevan a cabo algunas actividades con jóvenes (bajada del Miño en Canoa; peregrinación a Fátima; rutas de senderismo, etc.).