EDAP en Pontedeume

REFLEXIÓN

El Padre Javier sigue con el tema del Espíritu Santo  y plantea tres esferas de actuación: en la Iglesia, en los cristianos y en el mundo.

Toma como base el Evangelio de S. Lucas y el Libro de los Hechos de los Apóstoles, además de Documentos del Concilio Vaticano II.

En Pentecostés los discípulos se convierten en la Iglesia de Cristo. El Espíritu que santifica a la Iglesia y habita en ella y en el corazón de los fieles la renueva. Hace de la Iglesia Comunidad de Esperanza porque Dios siempre cumple sus palabras y la última palabra no la tiene la muerte si no la vida.

Jesús pasó haciendo el bien y dando vida a los necesitados y el Espíritu enriquece a la Iglesia con sus dogmas y carismas pero no todos tenemos los mismos carismas; cada uno tiene los suyos y entre todos los ponemos al servicio de la Iglesia.

El Espíritu es el que vivifica y hace que la Iglesia esté continuamente renovándose y en continua conversión porque es divina y terrenal.

El Espíritu llama a la Iglesia a la comunión de las Iglesias y nos ayuda a vivir en la unidad.

En el Concilio de Jerusalén había una parte que procedía del judaísmo y otra de la gentilidad y a la luz del Espíritu resolvieron una diferencia que planteaban los procedentes del judaísmo, los cuales afirmaban que para pertenecer a la Iglesia era necesario circuncidarse; acordaron que no era necesario pero que todos tenían que seguir en comunidad.

Para que llegue la comunión de las Iglesias es necesaria la fuerza del Espíritu que da su fuerza al igual que en Pentecostés.

Ese mismo Espíritu que aparece en diversos textos del Antiguo Testamento y que mueve al caminar misionero.

No podemos separar el Espíritu del Padre y del Hijo porque es el mismo Dios y tres momentos

A continuación analiza la actuación del Espíritu en dos momentos claves de la vida del cristiano: en el Bautismo y la Confirmación.

En el Bautismo recibimos el Espíritu que nos hace hijos de Dios y en la monición que se hace el Sábado Santo, antes de bendecir el agua  imploramos la fuerza del Espíritu recibido en este sacramento:

Invoquemos, queridos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que bendiga esta agua, que va a ser derramada sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo, y pidámosle que nos renueve interiormente, para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.

Por esa fuerza nos convertimos en hijos de Dios, herederos y coherederos con Cristo.

La unción del Santo Crisma  es una unión con el Espíritu a través de la cual nosotros podemos  relacionarnos con Dios como hijos. También somos profetas  para llevar el testimonio de la Palabra a las gentes que nos rodean, haciéndoles    ver que Dios es vida, amor y salvación.

Somos respetados porque tenemos una dignidad que no nos pueden quitar, por ser Hijos de Dios.

La Confirmación te obliga con mayor compromiso a transmitir la fe. La unción en este sacramento tiene su propia especificidad para ser testigos de Cristo.

La Iglesia tiene la misma misión que Cristo: hacer lo mismo que Pedro el día de Pentecostés predicar con palabras y con obras lo mismo que Jesús llamando a la conversión. El texto de la Crismación en este sacramento es muy claro: Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo.

En la humanidad el Espíritu actúa en la historia a través de los acontecimientos, los signos y los planes de Dios invitándonos a descubrirlos.

El Espíritu actúa en cada uno en el contexto de la familia, en las civilizaciones y en los pueblos.

Los cristianos de misión se encuentran unidos por la palabra y se familiarizan con sus tradiciones religiosas, tal como decía Santo Tomás:la verdad venga de donde venga. Esto nos puede ayudar a conocer el rostro de Dios y sus designios.

SEGUNDA PARTE

El ponente Luis Miguel presenta la Fe Celebrada.

La Eucaristía es el centro de la vida cristiana.

En el Concilio Vaticano II aparecen todas las obras del Apostolado centradas en la Eucaristía porque contiene al propio Cristo.

Nuestro comportamiento va en función de nuestro pensamiento que armoniza con la Eucaristía y lo reforma.

La Eucaristía es la fuente de la misión del cristiano y le ayuda a cumplirla.

La Eucaristía tiene que prolongarse en la calle, en casa, en el trabajo y en todas partes.

A continuación Luis Miguel presenta las partes de la Eucaristía: Ritos iniciales, Liturgia de la Palabra, Liturgia Eucarística y Rito de conclusión, pormenorizando las distintas actividades que componen cada parte, su significado y la forma de hacerlas y participar.

Entrega un amplio resumen de todo lo explicado.

Como colofón entrega a  cada persona una pequeña vela, que al encenderla nos recuerda nuestra fe y la entrega que el sacerdote hizo a nuestros padres y padrinos el día de nuestro Bautismo exhortando a procurar que la luz de la fe no se apagase en nuestra alma.

Junto con esta vela entrega una oración procedente de la Liturgia de las Horas, correspondiente a la hora nona (intermedia) que se reza en dos grupos alternativos.