La Catedral de Santiago de Compostela se vistió de solemnidad este viernes para conmemorar la Asunción de la Virgen María, una de las festividades más importantes del calendario litúrgico. La jornada, que reunió a fieles de distintas partes de Galicia, de España y de otros lugares del mundo, estuvo marcada por la procesión del cabildo y el tradicional funcionamiento del Botafumeiro.
La misa solemne, presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Francisco José Prieto Fernández, comenzó poco después de la procesión y se convirtió en un espacio de profunda reflexión sobre la figura de la Virgen María y el papel del servicio dentro de la Iglesia.
En su homilía, el arzobispo calificó la festividad como “un día hermoso y jubiloso en el corazón de la Iglesia”, subrayando la importancia de María como modelo de fe, entrega y solidaridad.
Recordó cómo, desde su humildad, la Virgen fue elegida para cumplir una misión trascendental y cómo su ejemplo inspira a los cristianos a vivir con generosidad y servicio hacia los demás, especialmente en momentos de dificultad.
Asimismo, destacó que María, como madre y guía espiritual, invita a cada creyente a cultivar la esperanza, la paciencia y la compasión, valores esenciales para fortalecer la vida en común y la fraternidad.
Monseñor Prieto Fernández dedicó también un momento especial a quienes sufren a causa de los devastadores incendios que azotan Galicia y otras regiones del país. Elevó oraciones por las víctimas, los fallecidos, sus familias y quienes arriesgan sus vidas combatiendo el fuego. Este mensaje, que el arzobispo compartió igualmente en su cuenta de X, subrayó la necesidad de unidad y compromiso de toda la sociedad frente a esta tragedia.
Asimismo, hizo un llamamiento a la prudencia en el uso del lenguaje, alertando sobre el riesgo de “palabras y gestos incendiarios, de todo signo y credo, que arrasan la convivencia y queman los puentes entre las personas”.
En este contexto, monseñor Prieto Fernández enfatizó que “nuestra palabra como Iglesia debe reflejar el Evangelio, no ideologías ni prejuicios”, exhortando a que tanto las palabras como las acciones de la comunidad estén guiadas por la solidaridad, el respeto y la convivencia pacífica.






