El arzobispo resalta el papel de los empresarios en la creación de riqueza y recuerda que “las personas son el patrimonio más valioso de la empresa”

  • Don Julián presidió la Misa del Peregrino a la que asistieron los responsables de la CEG, en el cuarenta aniversario de su creación, y directivos de la CEOE

Este viernes, coincidiendo con los actos organizados por la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) para festejar el cuarenta aniversario de su constitución, el arzobispo presidió la Misa del Peregrino de las 9:30 horas, a la que asistieron los responsables de la patronal gallega y directivos de la CEOE. En la ceremonia, el arzobispo recordó el papel de los empresarios en la generación de riqueza, recordó que el principal activo de las empresas son “las personas” y recordó la Doctrina Social de la Iglesia. En la Eucaristía estaba también presente el arzobispo de Burgos, monseñor Mario Iceta.

Con la ofrenda al Apóstol en la Misa del Peregrino daban comienzo los actos de este aniversario por parte de la CEG. En su homilía, monseñor Julián Barrio manifestó su satisfacción por la presencia de los empresarios: “Me alegro con vosotros, miembros de la gran empresa, de la pequeña empresa y de la empresa familiar, pidiendo al Apóstol que desde aquí resuene la esperanza y sabiendo que el sentido de vuestra presencia y de vuestra súplica es pedir al Señor que haga prósperas y consolide las obras de vuestras manos en la misión que realizáis”, dijo el arzobispo.

Don Julián afirmó que “es necesario ahondar en la verdadera espiritualidad cristiana del trabajo y de la empresa” e indicó que en el mundo actual hay necesidad de hacer efectivo un “evangelio del trabajo, para que la actividad humana promueva el auténtico desarrollo de las personas y de toda la humanidad”. Al aludir a la Doctrina Social de la Iglesia, el arzobispo compostelano señaló que “discernir desde el compromiso cristiano la realidad de la empresa comporta que el empresario asuma que economía y tecnología encuentran sentido si son referidas al hombre al que deben servir en toda circunstancia. Bien sabéis que las personas son el patrimonio más valioso de la empresa. La empresa es para el hombre y no el hombre para la empresa”. Y no olvidó recordar que “la enseñanza social de la Iglesia reconoce la justa función de los beneficios, objetivo necesario y legítimo, aunque junto a estos hay que considerar otros factores humanos y morales, esenciales para la misma vida de la empresa.

El arzobispo aludió, además, a la globalización, al papel que tienen que desempeñar las instancias políticas y a la importancia de los empresarios para crear riqueza: “La globalización ha abierto nuevas posibilidades al promover sociedades y economías abiertas y ha fomentado un intercambio más libre de bienes, ideas y conocimientos, pero percibimos que no da respuesta satisfactoria a las legítimas aspiraciones a unos puestos de trabajo estables. Esta problemática ha de reflexionarse no en monólogos paralelos sino en diálogos convergentes entre las instituciones económicas y sociales de forma que se logren políticas internas garantes de los derechos tanto de la empresa como de los trabajadores. Las instancias políticas han de apoyar las condiciones que favorezcan las iniciativas de los empresarios. No se puede minusvalorar el papel del empresariado a la hora de crear riqueza económica y aportar empleo estable. La empresa es un mecanismo esencial para la prosperidad de un país”.

En los actos previstos por la CEG estuvieron presentes el presidente de la organización, Juan Manuel Vieites, presidente de la organización empresarial gallega; Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca, entidad patrocinadora del evento; el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo; Antonio Garamendi Lecanda, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE); y el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. Posteriormente, se celebró un almuerzo presidido por Su Majestad El Rey Felipe VI.