Esta mañana, en la capilla de San Roque de la ciudad de Santiago de Compostela, representantes del Cabildo de la Catedral de Santiago, la parroquia de San Miguel dos Agros y la Cofradía de San Roque han realizado un breve acto litúrgico de súplica a San Roque, solicitando su intercesión ante la pandemia causada por coronavirus.
En el año 1517 el Cabildo y los regidores de la ciudad de Santiago de Compostela invocaron la intercesión de S. Roque con ocasión de un terrible brote de peste. Desde entonces, hace más de quinientos años, el Concello y el Cabildo renuevan el voto de la ciudad al Santo; hoy, como entonces, sentimos especialmente nuestra fragilidad y temor ante la amenaza de la enfermedad que se propaga sigilosa e invisiblemente.
El Cabildo, la parroquia de S. Miguel –a la que pertenece la capilla de dicada a S. Roque- y la Cofradía han querido orar ante la imagen de S. Roque implorando su protección por la humanidad; especialmente por el personal sanitario, las fuerzas de seguridad, los integrantes de servicios esenciales, los trabajadores que se encuentran más expuestos y las autoridades públicas que han de afrontar la gestión de esta pandemia en España.
Elevando su plegaria por cuantos han fallecido, por los que se encuentran postrados en situación más grave en hospitales, por cuantos están viviendo períodos de cuarentena y por toda la ciudadanía pues el compromiso de todos, siguiendo las instrucciones de las autoridades sanitarias, permitirá afrontar este reto con esperanza.
Para todos nosotros, acomodados a un modo de vida marcado por el confort, la satisfacción inmediata de los deseos, el consumo y la incapacidad para el silencio y la introspección, puede parecernos que nuestro mundo se resquebraja. Otra percepción es posible: en la fragilidad, la inmovilidad e inacción forzosa, cabe interiorizar, crecer, escuchar en el silencio y ampliar el horizonte que, entre cuatro paredes, alcanza dimensiones mayores que las posibles desde lo alto de la montaña.
S. Roque, peregrino que asistía a los enfermos curando sus llagas, puede ser para nosotros modelo de entrega generosa y solicitud por los otros. Generosidad que en estos días hemos de aprender a experimentar en el escrupuloso cumplimiento de nuestra obligación ciudadana a tenor de las prescripciones que emanan de las autoridades.