En la mesa de los hermanos nunca debe faltar la lectura; pero no debe leer el que espontáneamente coja el libro, sino que ha de hacerlo uno determinado durante toda la semana, comenzando el domingo.
(REGLA de san BENITO capítulo XXXVIII: El lector de semana, 1)
Creemos que es suficiente en todas las mesas para la comida de cada día, tanto si es a la hora de sexta como a la de nona, con dos manjares cocidos, en atención a la salud de cada uno, para que, si alguien no puede tomar uno, coma del otro […] Cuando el trabajo sea más duro, el abad, si lo juzga conveniente, podrá añadir algo más, con tal de que, ante todo, se excluya cualquier exceso.
(REGLA de san BENITO capítulo XXXIX: La ración de comida 1-3. 6-7
13:20-13:45: Comida
En silencio como siempre y con lectura como a la cena. Así alimentamos el cuerpo y el espíritu. ¡Dos en uno! Escuchamos mientras comemos. También es necesario.
San Benito con la comida y la bebida es discreto, sumamente discreto. Su interés es que, comiendo frugalmente, los monjes y monjas podamos tener la salud suficiente para servir al Señor. Incluso aunque es consciente que el “vino es totalmente impropio de monjes” nos dice que “como en nuestro tiempo no se les puede convencer de ello, convengamos siquiera en no beber hasta la saciedad”… (RB 40, 6). Una actualización y trasposición interesante sobre esto es aplicar esto mismo al uso del internet en nuestras Comunidades…
¿Nos escuchamos en nuestras casas? ¿Qué uso hacemos del internet? Podemos ensayar estos días que, por fin, comemos juntos…