El sacerdote Desire Kouakou, sobre la coronación de la Xunqueira: «Será muy emotivo»

  • «Después de la coronación, el Año Jubilar y la calificación de santuario, esto no se termina. Hay que seguir haciendo de Cee un lugar de encuentro y reflexión para ayudarnos a crecer en la fe. Tenemos que pensar en la advocación de la Junquera, ser resistentes», afirma el párroco ceense

El cura Desire Kouakou Tanoh (Costa de Marfil, 1972) llegó en el 2005 a la Costa da Morte. Concretamente, a Mazaricos. Desde hace años, se encarga de siete parroquias en los municipios de Cee (incluida la de la Xunqueira), Corcubión y Dumbría. Además, preside la oenegé Egueire, asociación de cooperación para el desarrollo en África, que él mismo creó. Poco después de cumplir la mayoría de edad se marchó a Madrid, pasando por Sevilla, a estudiar Filosofía y Teología. Luego, tuvo su primera experiencia como sacerdote en Burkina Faso. Al litoral gallego se acercó por un amigo párroco, que le recomendó el territorio para tomarse un descanso. No tenía intención de quedarse para siempre, pero al final hizo de esta comarca su hogar. Estudió un máster de cooperación internacional y, ahora, el poco tiempo que le queda tras hacer números para atender las parroquias de Cee, Toba, A Ameixenda, Brens, Corcubión, A Redonda y Buxantes, lo dedica a ayudar a enfermos, leer y hacer deporte.

—¿Está todo listo para la coronación canónica de la Virxe da Xunqueira?

—Para estas cosas nunca está todo listo [ríe], pero hemos hecho lo que podemos. Será una misa, retransmitida por Trece TV, a las once de la mañana. Ya a las diez y media haremos el traslado de la imagen al palco, en la calle. Resultará una celebración muy emotiva. Realmente, la Virgen no necesita corona, ya está coronada en el cielo con lo que ha hecho. Pero es un gesto de cariño de sus fieles. Es lo mismo que sucede con los padres: siempre hay que darles las gracias, es algo que no sobra nunca. Acudirá el arzobispo de Santiago, Julián Barrio. Será su última celebración grandiosa después de estar al frente treinta años. Creo que todo tiene sentido, y es una forma, también, de darle las gracias a él por colaborar. La corona será para las ocasiones especiales: Pascua, Pentecostés, Navidad, el 15 de agosto… La gente del pueblo ha dado oro, de modo que una parte importante será de ese metal. Es como la Fátima, en Portugal. Personas de toda la unidad pastoral han donado pendientes y otras joyas.

—Este acto cierra un año histórico para Cee.

—Sí, pero después de la coronación y el año jubilar, esto no se termina, porque la Sociedad Mariológica Española ha elegido el municipio para celebrar su congreso a finales de agosto y principios de septiembre. Será un acontecimiento importante, con mucha gente. Además, el templo recibió la calificación de santuario. Hay que seguir haciendo de Cee un lugar de encuentro y reflexión para ayudarnos a crecer en la fe.

 

—¿Cómo vivió usted todo este período?

—Con mucho trabajo, pero con inmensa alegría, porque a la gente de aquí le da un poco de apuro expresar lo que ha vivido, pero los peregrinos que llegan, entran llorando por todo lo especial que ha sido y dando gracias. Eso es extraordinario, no nos damos de cuenta. Queremos que este lugar sea para que la Virgen nos ayude a ser resistentes a todas las dificultades que nos llegan. Hay que pensar en la advocación de la Junquera. El junco es un material duro, que está en el alma. Hay viento que sopla a la derecha, a la izquierda, pero el junco no se rompe, está ahí: es la resistencia. Cuando estamos agobiados, venimos a los pies de la Virgen para que nos dé fuerza para seguir adelante. Tenemos que luchar, no rompernos.

 

—El balance de todas las actividades que ha habido es, por tanto, muy positivo.

—Hemos recibido a 900 jóvenes de Valencia, desde alguna parroquia nuestra vinieron de peregrinación, tuvimos a más jóvenes en la Inmaculada… Más de 30.000 personas debieron de pasar por aquí. Ayudó la Xunta de Galicia, la Deputación da Coruña, el Ayuntamiento de Cee, los comercios, la gente… Es una fiesta de toda la unidad pastoral. La Virgen nos está ayudando para que nos sintamos hermanos y hermanas. Juntos, hacemos algo más bonito. Incluso en el dinero invertido, que estimo en más de 400.000 euros, no solamente fue de la Iglesia. Cambiamos el techo del santuario, la casa rectoral, el entorno… pero también hubo actos culturales, hicimos una película, un libro… Sin duda alguna, se han ganado más devotos.

 

Fuente: La Voz de Galicia