En estos días el Papa ha lanzado ideas para dar a conocer el camino a la felicidad, y que están vinculados a ser pacífico, conocerse y rechazar el mal.
Durante su bendición de primero de año, el Papa dice que vivir en paz significa conocer al príncipe de la Paz, Jesús. Cuando se le conoce, como dice el Santo Padre, se puede “decir “no” a la guerra, y esto con valentía, … porque toda guerra es “un viaje sin meta, una derrota sin vencedores, una locura sin excusas ” y añade el Papa, que rechazar la guerra conlleva el rechazo a la industria armamentística “Porque si el hombre, cuyo corazón es inestable y está herido, encuentra instrumentos de muerte entre sus manos, antes o después los usará. ¿Y cómo se puede hablar de paz si la producción, la venta y el comercio de armas aumentan? Hoy, como en el tiempo de Herodes, las intrigas del mal, que se oponen a la luz divina, se mueven a la sombra de la hipocresía y del ocultamiento. ¡Cuántas masacres debidas a las armas ocurren en un silencio ensordecedor, a escondidas de todos! La gente, que no quiere armas sino pan, que le cuesta seguir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos. ¡Y, sin embargo, deberían saberlo! Que se hable sobre esto, que se escriba sobre esto, para que se conozcan los intereses y los beneficios que mueven los hilos de las guerras.”
El camino de la felicidad para el Papa es “responder con alegría a la invitación del Señor que nos llama, como había profetizado Isaías, «a llevar la buena noticia a los pobres, / a vendar los corazones heridos, / a proclamar la liberación a los cautivos / y la libertad a los prisioneros» (Is 61,1).”
El camino de la felicidad pasa también, como enseña el Papa, en sus catequesis semanales -dedicadas estos días a los vicios y virtudes-, por conocer nuestro corazón y reconocer nuestros límites “no te sientas dueño de todo, porque el orgullo es el principio de todos los males” y el Papa lo explica así “la Biblia nos explica que el mal no comienza en el hombre de forma estrepitosa, cuando un acto ya se ha manifestado, pero mucho antes, cuando uno comienza a entretenerse con él, a adormecerlo con la imaginación y los pensamientos, acabando siendo atrapados por sus halagos. El asesinato de Abel no comenzó con una piedra arrojada, sino con el rencor que Caín guardaba perversamente” y explica el Papa que dado que en la vida van a surgir momentos de tentación y orgullo “con la tentación no debemos dialogar. No debemos conversar. La tentación llega: cerremos la puerta, guardemos el corazón. Es capaz de disfrazar el mal bajo una invisible máscara de bien. Por eso hay que estar siempre alerta, cerrando inmediatamente el más mínimo resquicio cuando intenta penetrar en nosotros”
Por último, en este camino a la felicidad el Papa invita a expulsar el mal de nuestro corazón y dice ” Jesús nos acompaña, a todos nosotros, pecadores. Él no es un pecador, pero está entre nosotros.” (…)”¡Nunca olvides esto! En los peores momentos, en los momentos en que resbalamos en los pecados, Jesús está a nuestro lado para ayudarnos a levantarnos. Esto da consolación. No debemos perder esta certeza: Jesús está a nuestro lado para ayudarnos, para protegernos, incluso para levantarnos después del pecado. “Pero, Padre, ¿es verdad que Jesús lo perdona todo?”. – “Todo. Él vino a perdonar, a salvar. Sólo que Jesús quiere tu corazón abierto”. Él nunca se olvida de perdonar: somos nosotros, tantas veces, los que perdemos la capacidad de pedir perdón.”
En resumen, hay tres pasos para ser feliz, buscar la paz, disponer de un corazón abierto al bien, y desechar el mal.