Desde la Escritura: Abram

Vivía en Ur de los Caldeos. A pesar de ser una persona pudiente, por los rebaños que tenía, las cosas no le iban bien. Escucha entonces la voz de un Dios desconocido, que le anima a dejar su tierra y la casa de su padre, para ir a una tierra que Él le prometía. Sale con sus rebaños, y le acompaña su sobrino Lot. Está siempre a la escucha de lo que ese Dios le diga. Tendrá momentos difíciles, propios del emigrante; pero siempre consulta con ese Dios. Es propio de él la fidelidad a su Señor, hasta el punto de querer ofrecerle a su hijo, cosa que Dios no acepta. Eso sí, lo constituye en “padre de pueblos”, al cambiarle su nombre de “Abram” por el de “Abraham”.