Llegar hasta el despacho de Fernando Barros [Neda, 1960], ubicado en el interior del Pazo de Xelmírez, supone un recorrido que nos retrotrae a los tiempos medievales, tiempos en los que, al igual que ahora, la figura que lleva las cuentas de la Archidiócesis de Santiago de Compostela cuenta con un gran papel.
Después de subir un par de plantas del emblemático edificio compostelano, llegamos hasta el despacho desde el cual Barros ha ejercido durante los últimos cinco años el cargo de ecónomo de la Archidiócesis de Santiago de Compostela, puesto que considera “todo un privilegio” y en el que este ferrolano que llegó a la ciudad del Sar con apenas 16 años “aprende día a día con gran vocación de servicio”.
Barros, quien ha desarrollado toda su carrera profesional en Compostela trabajando en varias empresas de la capital gallega y ocupando puestos como el de secretario de la Cámara de Comercio de Santiago, lleva las cuentas de la Archidiócesis de Santiago como si de una empresa pequeña se tratara, eso sí, como bien dice, “con todas las connotaciones correspondientes”, y es que estamos hablando de una institución que dispone este 2023 de unos 20 millones de euros de presupuesto, concretamente 19.981.680,30 euros, cifras las cuales, tal y como indica Barros a EL CORREO GALLEGO, provienen en su mayoría de las asignaciones tributarias, es decir, la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta, que supone un ingreso para la Archidiócesis de Santiago de 6.760.000 euros, el 33,83% del total.
Por su parte, las aportaciones de los fieles también representan un importante porcentaje del origen de los recursos de la Iglesia compostelana, el 29,83% (5.960.162,21 euros). Además, los ingresos de patrimonio a través del alquiler de inmuebles, así como de la puesta en marcha de actividades económicas, representan el 12,41% (2.480.362,62 euros), mientras que las subvenciones tan solo representan el 3,98% de los ingresos (772.251,83 euros). Todo ello ha permitido que la Archidiócesis de Santiago cuente con unos fondos de 19.981.680,30 euros este 2023, cantidad un 0,05% superior a la del ejercicio anterior. “Se trata de una muy pequeña variación. Preferimos ser prudentes ante una situación de incertidumbre como la que vivimos. Si tenemos más ingresos, podremos dedicar más recursos a las actividades de la Iglesia compostelana. Queremos ser sostenibles en el tiempo y transparentes”, indica Fernando Barros, quien recalca especialmente este último matiz, el de la transparencia, uno de los grandes compromisos que se ha marcado la institución compostelana en la que Barros ejerce el cargo de ecónomo.
A pesar de que la Archidiócesis cuenta este año con un presupuesto cercano a los 20 millones, se tratan de cifras muy lejanas a los 25 millones (25.011.000 euros) con los que contaba en el año 2020, antes de que la pandemia del coronavirus lo cambiase todo. Aquello también trastocó a las cuentas de esta institución, que se vio obligada a reajustar su presupuesto aquel año y reducirlo hasta los 20.743.000 euros. “Empezamos el año 2020 con un presupuesto de unos 25 millones de euros y, como consecuencia de la pandemia y del cierre –aunque las iglesias nunca estuvieron cerradas– que impidió a la gente a salir a la calle afectaron a los ingresos de la Archidiócesis. Ante esa situación, a mitad de año, tuvimos que reajustar el presupuesto y reducirlo unos 5 millones de euros. Desde el año 2020, el presupuesto se ha mantenido sobre los 20 millones de euros y, desde entonces, las cuentas no se han recuperado. Si bien el año pasado, a pesar de que contábamos con un presupuesto inicial de unos 19 millones, acabamos ejecutando 22 y, ahora, hemos ampliado los gastos, sobre todo en lo que es la misión principal de la Iglesia, que es una misión pastoral y asistencial”, relata Barros.
Ayuda a unas 58.000 personas
Un buen ejemplo de esa misión caritativa y asistencial se puede observar en los datos que ha dado a conocer recientemente la Archidiócesis de Santiago con motivo del día de la Iglesia Diocesana que se celebra este 12 de noviembre, entre los que destacan las 58.645 personas que han recido ayuda directa de la institución compostelana en el año 2022 a través de 351 centros con los que se busca mitigar la pobreza, promover trabajo, atender a menores, dar asistencia a emigrantes y refugiados, defender la vida y la familia, rehabilitar a personas drogodependientes, además de ayudar a ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad. Actividades para las cuales este 2023, la Archidiócesis de Santiago ha invertido un total de 3.739.929,84 euros, el 18,72% de los gastos.
Conservación del Patrimonio
Otro de los gastos fundamentales de la Archidiócesis de Santiago son los dedicados al mantenimiento y conservación del patrimonio, gastos que este año representan el 25,46% del total (5.087.250,46 euros), una cifra menor a la invertida en el año 2022.
“El año pasado dedicamos prácticamente el 45% del presupuesto a la conservación de edificios y gastos de funcionamiento, más que a lo que es la actividad principal de la Iglesia, que es la actividad pastoral y asistencial”, destaca Barros.
Retribución del clero
Sin embargo, la retribución del clero y del personal seglar suponen este 2023 la mayor parte de los gastos, suponiendo el 43.36% del total (8.664.500 euros). De todo ello, 6.002.500 euros son destinados a los más de sacerdotes pertenecientes a la Archidiócesis de Santiago, mientras que 2.662.000 euros corresponden a los salarios del personal seglar.
Aportación a la sociedad
Tras repasar y conocer de donde proviene y a donde va el dinero de la Archidiócesis de Santiago, Barros deja muy claro que “la Iglesia da más de lo que recibe” haciendo alusión a un estudio científico encargado antes de la pandemia a la Universidade de Santiago de Compostela (USC) sobre el impacto que generaba en la economía gallega la actuación de la Iglesia, informe que, precisamente, llegó a la conclusión de que por cada euro que recibe la Archidiócesis de Santiago de Compostela vía asignación tributaria o aportaciones procedentes de las Administraciones Públicas, la Iglesia diocesana invierte en la sociedad 1,52 euros. Lo que está claro, en opinión de Barros, es que a pesar del revés que supuso la pandemia para las cuentas de la Archidiócesis de Santiago, la institución compostelana ha mantenido su misión pastoral y asistencial ayudando a los que más lo necesitan.
Fuente: EL Correo Gallego