Camiones, autobuses, turismos, bicicletas y hasta vehículos clásicos se congregaron a lo largo y ancho de toda la diócesis para rendir su especial tributo a San Cristóbal. Los ribeirenses y baieses dieron las gracias al patrón de los transportistas con sendas procesiónes alegres y multitudinarias, que recorrieron las principales al ritmo del claxon.
Se representa al Santo portando al Niño Jesús, para pasarlo de una orilla a la otra, de una corriente de agua, mientras se apoya en una palmera que le sirve de bastón.
Por su condición de portador de Cristo, fue tenido, desde el principio de la popularización de su devoción; como protector de los carreros, oficio de transportadores de pasajeros y mercancías, llegando hasta hoy la tradición de bendecir los vehículos el día de su fiesta.
Fotos: Carmela Queijeiro y Ana García | La Voz de Galicia
