“Porque madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle”. Estos versos de Rafael de León denotan las enormes dificultades para conciliar la relación de pareja con el deber moral con relación a las respectivas familias de origen. Esta expresión, aunque se use como una broma, puede dañar profundamente al cónyuge, porque lo pone en una clara situación de inferioridad respecto de la persona amada. El núcleo familiar está compuesto por el cónyuge y los hijos, los demás son familia extensa. El conflicto se dirime si se ponen los límites a cada sistema y la pareja acuerda la forma en que ha de atender a sus familias de origen.
Pero al unirse, los esposos se convierten en protagonistas, dueños de su historia y creadores de un proyecto que hay que llevar adelante juntos (Francisco, La alegría del amor, 218)
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (Gen. 2,24)