I Jueves de Adviento

Textos bíblico

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca” (Mt 7, 24).

Texto patrístico

“Por eso ha hablado nuestro Señor de la vigilancia del alma y del cuerpo, para que el cuerpo no caiga en un pesado sopor ni el alma en el entorpecimiento y el temor, como dice la. Escritura: Sacudíos la modorra, como es razón; y también: Me he levantado y estoy contigo; y todavía: No os acobardéis. Por todo ello, nosotros, encargados de este ministerio, no nos acobardamos” (San Efrén).

Texto pontificio

No se trata solo de un combate contra el mundo y la mentalidad mundana, que nos engaña, nos atonta y nos vuelve mediocres sin compromiso y sin gozo. Tampoco se reduce a una lucha contra la propia fragilidad y las propias inclinaciones (cada uno tiene la suya: la pereza, la lujuria, la envidia, los celos, y demás). Es también una lucha constante contra el diablo, que es el príncipe del mal (Francisco, Gaudete et Exsultate 159).

Texto litúrgico

Tú nos invitas a escuchar tu palabra, que nos reúne en un solo cuerpo, y a mantenernos siempre firmes en el seguimiento de tu Hijo (Plegaria V, 3ª).

Consideración

No es tiempo de atolondrarse, ni de perecer en el ensimismamiento. Se nos llama a estar atentos, despiertos, abiertos, vigilantes. El Señor puede venir en cualquier momento. Dichoso el que esté bien dispuesto.

Propuesta

¿Te encuentras animado o perezoso; cansado o atento?

Ángel Moreno Bueafuente