Monición
El tiempo pasa y se acerca la Nochebuena. La inmediatez del acontecimiento se describe poéticamente con imágenes bellísimas del bosque frondoso y de los campos florecidos.
Las profecías envueltas en figuras vegetales pasan a la relación enamorada, y el encuentro de Dios con nosotros se representa como la relación de amado con amada, entre aromas y flores.
La viña, el olivo y la higuera, dejan paso a las flores de la vega, al arrullo de la tórtola, al cántico del poema.
Texto bíblico
“¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí!”
Texto místico
“De flores y esmeraldas,/ en las frescas mañanas escogidas,/ haremos las guirnaldas/ en tu amor florecidas/ y en un cabello mío entretejidas” (San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual 30).
Texto pontificio
De ese modo, las criaturas de este mundo ya no se nos presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud. Las mismas flores del campo y las aves que él contempló admirado con sus ojos humanos, ahora están llenas de su presencia luminosa. (Francisco, LS 100)
Flores
Habrá en la tierra abundancia de trigo,/ en la cima de los montes ondeará/ como el Líbano al despertar sus frutos y sus flores,/ como la hierba de la tierra (Sal 72, 16).
Canta el poeta: “De la más fragante Rosa/nació la Abeja más bella,/a quien el limpio rocío/ dio purísima materia” (San Juan de la Cruz).
¿Cuál será tu ofenda de suave aroma ante el Niño de Belén?
Ángel Moreno Buenafuente