Permitidme que esta semana entre en vuestros hogares a través de la radio y os hable de vuestros hijos. Les he escrito una carta con motivo de la Jornada de la Infancia Misionera que celebraremos este próximo domingo, en la que les decía: “Ahora os toca a vosotros a atreveros a ser misioneros dando a conocer a Jesús, siendo entusiastas y alegres evangelizadores para quienes no conocen a Jesús”. Estoy plenamente convencido de que vosotros, sus padres, les vais a ayudar en esa tarea para seguir estando orgullosos de ellos. Son los pequeños quienes muchas veces nos muestran el valor y el compromiso en esa misión que todos recibimos ya en nuestro Bautismo.
En la carta les comento que “Esta es la misión que os espera, queridos niños y niñas, y que comporta conocer la Palabra de Dios, prepararos en la catequesis, rezar y participar en los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía, sabiendo que la cruz nos incorpora a la muerte de Cristo como lo están manifestando hoy tantos niños en la Iglesia”. Y pienso que lo entienden muy bien, porque su corazón está aún lleno de esa inocencia que no tiene temor alguno en mostrar su fe en Cristo, ese amigo que nunca falla.
Tenéis unos grandes hijos. Capaces de entender el sufrimiento de otros niños y de aportar para ellos una contribución económica que aun siendo poca es siempre mucho en la balanza con que Dios pesa el amor que se pone en las manos del compartir.
“Son muchos los niños que están necesitando de vuestra oración y de vuestra ayuda económica”, les explicaba yo. Y “gracias a esto tantos niños que no conocen a Jesús, no tienen escuelas, están sometidos a trabajos inhumanos y se sienten olvidados y marginados, podrán vivir de otra manera, teniendo una vida semejante a la vuestra”.
Os agradezco que mostréis a vuestros hijos las necesidades de otros niños en otros lugares y en otras tierras. La Jornada de la Infancia Misionera les abre un horizonte de solidaridad en la verdad del Evangelio. Ya les decía en la carta que rezo por ellos. Ahora os digo a vosotros, padres y madres, que rezo por vosotros y doy gracias por vuestros hijos.