El pasado 28 de abril, la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura ha emitido una nota alusiva a los datos estadísticos del alumnado que opta por la asignatura de Religión Católica en este curso 2022-23.
En esta nota se destaca que en el curso 2022-23, el 57% de los alumnos y alumnas han optado por la asignatura de Religión Católica en España, según datos recopilados por la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura. Esto representa una disminución del 2,8% con respecto al año anterior, con descensos más pronunciados en los centros privados y públicos.
Se especula que la implementación de la LOMLOE en Educación Infantil y la desaparición de la materia curricular alternativa a la Religión Católica podrían explicar esta disminución. En este escenario la Comisión Episcopal agradece a las familias y estudiantes que eligen esta asignatura y los invita a matricularse en el próximo curso escolar.
La reflexión que nos surge a partir de las estadísticas presentadas es que la enseñanza de la religión católica sigue siendo importante para una parte significativa de la población. Aunque ha habido una disminución en la cantidad de estudiantes que la eligen como asignatura, sigue siendo una opción relevante para más de tres millones de alumnos y alumnas en España.
En este contexto, conviene traer a cuanta lo que dice el magisterio en el Directorio para la Catequesis: la enseñanza religiosa escolar tiene la responsabilidad de penetrar en el ámbito de la cultura y de relacionarse con los demás saberes, contribuyendo así a la formación global de la persona y permitiendo transformar el conocimiento en sabiduría de vida. (Cfr. DC 314).
Las nota emitida, nos hace reflexionar también en el valor del sistema educativo eclesial en general, y concretamente en la enseñanza religiosa escolar y la catequesis; como sabemos ambas se relacionen de manera complementaria y se integren adecuadamente en el proceso educativo de los interlocutores, para que puedan crecer en su conocimiento y adhesión a la fe de manera equilibrada y profunda.
La educación en la fe, sin duda, es «Es un derecho de los padres y de los alumnos de recibir una formación integral, ya que el factor religioso es una dimensión de la existencia y no puede ser descuidado» (DC 314).