En la jornada mundial de la juventud el Papa propone que todos, todos, todos estemos con Cristo vivo y le dice a los jóvenes “¡me alegra verlos! Me alegra escuchar el simpático alboroto que hacen y poderme contagiar de su alegría”. Y en otro momento dice que ese ruido que hacen es porque “saben hacerlo bien”.
A su regreso, el Papa ha definido las JMJ como “ un encuentro con Cristo vivo a través de la Iglesia” y no un mero viaje turístico, o unas vacaciones, y tampoco un evento espiritual fin en sí mismo, también ha incidido en que la presencia vital de los jóvenes son como una transfusión que va a ser difundida por las Iglesias de todo el mundo.
En un momento en que hay nuevamente guerra en Europa, el Papa dice que la JMJ es la muestra a todos de“ que otro mundo es posible: un mundo de hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondean juntas, una junto a la otra, ¡sin odio, sin miedo, sin cierres, sin armas! El mensaje de los jóvenes ha sido claro: ¿lo escucharán los “grandes de la tierra”? Me pregunto, ¿escucharán este entusiasmo juvenil que quiere paz?” Porque “Jóvenes de todo el mundo, que cultivan deseos de unidad, de paz y de fraternidad, jóvenes que sueñan nos desafían a hacer realidad sus sueños de bien. No están en las calles para gritar de rabia, sino para compartir la esperanza del Evangelio, la esperanza de la vida”
Todos, todos, todos, necesitamos esa transfusión- y compartir la esperanza del evangelio,-pues estamos con ganas de que el alma vuelva a sonreir.
María Puy