La entretela: La belleza de la vida es fruto de la armonía

El Papa ha regresado de su visita a Mongolia, un lugar que evoca desiertos, estepas, y espacios naturales inmensos recorridos por un pueblo nómada. De las palabras del viaje destaca la necesidad de atender al significado de la palabra armonía. Y lo hace de este modo:

– Para el diálogo interreligioso propone el Papa seguir el “valor esencial de la armonía y de la sinergia entre fieles de credos distintos, que —cada una desde su punto de vista— contribuyen al progreso moral y espiritual”. Explica el Papa que la armonía “se refiere a la relación particular que se crea entre realidades diferentes, sin superponerlas ni homologarlas, sino respetando las diferencias y en beneficio de la convivencia. ”, porque “cada religión, tiene que “medirse” en base al altruismo; no a un altruismo abstracto, sino concreto, que se traduzca en la búsqueda del otro y en la colaboración generosa con el otro”.

Y es que “El altruismo construye armonía y donde hay armonía hay entendimiento, hay prosperidad, hay belleza. Más aún, armonía es quizás el sinónimo más apropiado de belleza. Por el contrario, la cerrazón, la imposición unilateral, el fundamentalismo y la coerción ideológica arruinan la fraternidad, alimentan tensiones y ponen en peligro la paz. La belleza de la vida es fruto de la armonía; es comunitaria, se acrecienta con la amabilidad, con la escucha y con la humildad” .

– Como Iglesia el Papa centra la armonía en que “Cristo ha dado a su Iglesia una estructura que recuerda la armonía que hay entre los distintos miembros del cuerpo humano. Él es la cabeza, es decir, la mente que sigue guiándola, infundiendo en el Cuerpo, o sea, en nosotros, su mismo Espíritu, que actúa sobre todo en esos signos de vida nueva que son los sacramentos. Para garantizar la autenticidad y la eficacia, ha instituido el orden sacerdotal, marcado por una íntima unión con Él, con Él que es el buen Pastor que da la vida por su rebaño”. Y el Papa nos pide “vuelvan una y otra vez a aquella primera mirada de la que surgió todo” porque “permaneciendo en contacto con el rostro de Cristo, buscándolo en las Escrituras y contemplándolo en silenciosa adoración —en silenciosa adoración— ante el sagrario, lo reconocerán en el rostro de aquellos a quienes sirven y se sentirán transportados por una íntima alegría, que incluso en las dificultades deja paz en el corazón.”

– Y, por último, aunque no se recoge la palabra armonía -expresamente- para hablar de la vida de los cristianos, el Papa nos invita a reflexionar sobre estas bases de la sabiduría. Bases de sabiduría cercanas a sus encíclicas, visibles en el pueblo mongol y que invitan a una vida y una convivencia armónica… “Mongolia, que se encuentra en el corazón de este continente, custodia un gran patrimonio de sabiduría, … Me limito a citar, aunque sin profundizarlos, diez aspectos de este patrimonio sapiencial. Diez aspectos: la buena relación con la tradición, no obstante las tentaciones del consumismo; el respeto por los ancianos y los antepasados. ¡Cuánta necesidad tenemos de una alianza generacional entre ellos y los más jóvenes, de dialogo entre los abuelos y los nietos! Y, además, el cuidado por el ambiente, nuestra casa común, otra necesidad tremendamente actual. Estamos en peligro. Y también el valor del silencio y de la vida interior, antídoto espiritual para tantos males del mundo actual. Por tanto, un sano sentido de frugalidad; el valor de la acogida; la capacidad de resistir al apego a las cosas; la solidaridad, que nace de la cultura de los vínculos entre las personas; el aprecio por la sencillez. Y, por último, un cierto pragmatismo existencial, que tiende a buscar con tenacidad el bien del individuo y de la comunidad. Estos diez son algunos elementos del patrimonio de sabiduría que este país puede ofrecer al mundo.”

Para cerrar y dirigiéndose a todos, todos, todos dice el Papa…“Dios ama la pequeñez y le gusta hacer obras grandes a través de la pequeñez, como atestigua María”.

María Puy